INGREDIENTES: 300 gr plátano de Canarias madurito (neto, sin cáscara), 200 gr leche desnatada, 200 gr yogur natural 0%, 180 gr azúcar blanca, 100 gr queso blanco de untar light, 300 gr nata para montar 35% M.G., 100 gr harina de trigo, 4 huevos XL, 1’5 cucharadita levadura en polvo, ralladura de 1 limón pequeño, 1 pizca de sal.


PREVIO.- En estos días que preparo esta receta se encuentra en plena erupción el volcán de nuestra isla canaria de La Palma y está provocando destrucción allá por donde discurre la lava. Esto incluye hectáreas y hectáreas de plantaciones de plátano canario que es uno de los pilares de la subsistencia del archipiélago en general y de La Palma en particular. Creo que es la primera vez que hablo en este blog de algo ajeno a la cocina; y soy consciente de que, dentro de poco, estará superado por otras noticias de más actualidad. Sirva este breve comentario para apoyar a los palmeros y a su producto estrella: el plátano de Canarias.

PRIMERO.- La receta es de lo más sencillo, pues básicamente consiste en batir todos los ingredientes, pero aun así, vamos a hacerlo por partes y preparando los pasos a seguir, así que elige un molde lo más antiadherente posible.

SEGUNDO.- Corta papel de horno con la forma del fondo del molde y unas tiras de la altura de sus paredes. Untamos muy ligeramente el fondo y las paredes del molde con mantequilla, que nos servirá para adherir el papel. Ve precalentando el horno a 180ºC, calor arriba y abajo con circulación de aire.



TERCERO.- Echa en el vaso batidor la leche, los huevos y la harina. Bate unos 10 segundos a velocidad media. De este modo estamos mezclando la harina con los líquidos y el huevo para que se integre perfectamente y no haga grumos.
CUARTO.- Agrega los plátanos de Canarias troceados y bate bien hasta que se trituren completamente. Hazlo de un modo progresivo, velocidad media, alta y máximo.

QUINTO.- Y ahora añade el resto de ingredientes, es decir, el queso de untar, el yogur, la nata para montar, el azúcar, la levadura, la ralladura de limón y la sal. Bate otros 10/15 segundos a media potencia y vierte el contenido en el molde. Respecto a la ralladura del limón, a mí me gusta notarla en la quesada y por eso la agrego en este momento final. Si prefieres que no se note, ponla al principio.



SEXTO.- Para que se haga despacio y sin riesgo de que se te queme el contenido del fondo del molde, ponlo en una especie de baño maría, es decir, en un recipiente con agua que simplemente cubra el fondo del molde. Si habláramos de baño maría más en serio, el agua debería cubrir 2/3 partes de la pared del molde. En este caso, basta que cubra el fondo para mantener un calor menos agresivo y más constante.
SÉPTIMO.- Metemos en el horno la fuente de agua con el molde dentro, a una altura media y dejamos que cueza durante unos 40 minutos aproximadamente. Pero no te fíes de esta referencia temporal y vigila tu horno porque -aunque siempre debes usar el truquillo de meter una aguja en la masa “y si sale limpia significa que ya está hecho….”– eso no quiere decir que esté a salvo, porque una vez hecho, la aguja seguirá saliendo limpia hasta que se pase de punto, se seque, se arrebate y finalmente, se queme. Vigila, porque su momento justo será cuando la aguja deje de impregnarse de la masa y desde ese momento, se te estará pasando de cocción.


OCTAVO. – Sácalo del horno y deja que se temple. Este no es un postre que se deba tomar frío, si bien, debe conservarse en el frigorífico. Cuando esté atemperado, desmolda con cuidado, retira el papel, que se desprenderá sin dificultad debido a la mantequilla, y ya estará perfecto para tomarlo.


Es una receta sencillísima de hacer. Como verás, en los ingredientes he reseñado leche desnatada y queso light, porque ya lleva demasiada carga calórica…. algo es algo. H2110