INGREDIENTES: 4 ó 5 pechugas de pollo, salsa bechamel (harina, leche, sal, pimienta, nuez moscada), pan rallado, 2 huevos, pimienta negra molida, aceite virgen extra y sal.

1) Las pechugas tipo Villeroy que he probado por ahí casi siempre me han resultado muy secas. Es cierto que la salsa bechamel, aunque es ya bastante densa, pero ayuda a hacer el bocado más suave. Lo que sucede es que la pechuga del pollo es bastante seca de por sí y si la cocinamos entera, resulta bastante pesada. Esa es mi opinión y basándome en ella, pensé que si hacemos tres filetes gruesos de cada pechuga en vez de hacerlas enteras, el resultado sería bastante más agradable. Y no me equivocaba. Probadlo de esta manera y veréis que os gustará.
2) Lavamos las pechugas bajo el grifo y de cada una hacemos tres filetes gorditos que salpimentaremos por ambos lados.
3) Freírlos en aceite de oliva abundante. Procurad dejarlos muy jugosos, es decir, al límite de su paso de color rosáceo a blanco. Escurrirlos bien y reservar en una fuente amplia donde quepan todos los filetes sin amontonarse.
4) Haremos una bechamel bastante densa y, bien la echaremos en caliente por encima de los filetes, bien la echamos en la fuente y sumergimos los filetes uno a uno. Ahora esperaremos unos minutos a que la bechamel vaya enfriándose y solidificándose de forma que podamos darles la vuelta y que se adhiera una capa similar de bechamel por el reverso sin que se escurra.

5) Una vez rebozados en salsa bechamel ya muy solidificada (y más manejable), colocaremos los filetes bien separados unos de otros y esperaremos otro poco a que solidifique más. Lo más apropiado sería meterlos en la nevera tapados con film para que cojan frio suficiente y queden mucho más duros.
6) Ahora que son más manipulables debido al frio, los rebozaremos en huevo batido y seguidamente por pan rallado. Es conveniente hacer esta operación sin demora mientras estén fríos. A medida que vayan tomando la temperatura ambiente, se volverán pegajosos. Si quisiéramos aprovechar para hacer más cantidad de la cuenta, éste es el momento de congelar parte de ellos de forma que cuando nos vuelvan a apetecer, solo haya que sacarlos y freírlos.
7) El último paso, como digo, es freírlos en aceite de oliva bastaste caliente. El objetivo es que tomen ese apetecible color dorado de los empanados y que coja temperatura por dentro, pero no olvidemos que el filete ya lleva una fritura previa. Sacarlos sobre papel absorbente y servir.