INGREDIENTES: masa quebrada, 3 huevos, 200 ml leche semidesnatada, 200 ml nata líquida para cocinar, 30 piñones, pimienta negra molida, comino molido, nuez moscada, cúrcuma, queso rallado Emmental, 200 gr bacon ahumado en lonchas.

PREVIO.- Pastel salado con origen en la región francesa de la Lorena (y de ahí creo que deriva su nombre “lorraine”, pero no me hagáis mucho caso). En fin, que se trata de una “quiche” a base de un cuajado de huevos, nata y leche, relleno de bacon y queso, al que me he permitido el lujo de complementar con unos piñones y aderezar con aromas morunos. Y es que esto no se llama “cocina a mi bola” por casualidad…
La masa quebrada no es complicada de hacer en casa, pero lo cierto es que ya la venden ultracongelada con una calidad excelente y a muy buen precio, así que no vale la pena el trabajo, salvo que te apetezca meterte en faena.
PRIMERO.- Coloca un papel de horno sobre el fondo del molde o fuente que vayas a utilizar o engrásalo bien con mantequilla. Extiende la masa quebrada con cuidado por encima del papel. Como veis, la masa que compro viene presentada en forma rectangular y mi molde es redondo, pero es muy sencillo adaptarla porque si está fresca, es muy maleable. Recorta una tira de la medida de la circunferencia y pégala formando lo que será la pared de la tartaleta. Presiona ligeramente para que se una totalmente a la masa del fondo, retirando los sobrantes de masa.




SEGUNDO.- Es muy importante pinchar con un tenedor por toda la superficie de la masa para que no se hinche en el horno. Pretendemos hacer una tartaleta en la que ubicar el cuajado, no un bizcocho… así que no tiene que subir.

TERCERO.- Corta las lonchas de bacon en tiras pequeñas y distribuye parte de ellas por el fondo de la masa. No se trata de taparlo todo sino de repartirlas uniformemente por la superficie.


CUARTO.- Bate bien en un bol los huevos y agrégale la sal, la pimienta, el comino, la cúrcuma y muy poca nuez moscada. En realidad, muy poquito de cada especia porque se trata de aromatizar la “sosería” de la leche y el huevo cuajados. Bate de nuevo y agrega dos terceras partes del queso rallado, los piñones y la mitad del bacon que nos ha quedado tras poner la capa del fondo, moviéndolo todo para que se mezcle bien.




QUINTO.- Vuelca despacio el contenido del bol sobre la tartaleta que hemos hecho en el molde y redistribuye todo el relleno para que quede bien repartido. Ahora agrega lo que nos queda de bacon pero depositándolo suavemente sobre el relleno que, al ser bastante denso, se hundirá sólo un poco, quedando a media altura. Haremos lo mismo con el resto del queso, que quedará prácticamente en superficie.



SEXTO.- Precalienta el horno a 220ºC, calor arriba/abajo y mientras tanto, corta con un cuchillo afilado el resto de masa quebrada que supere en más de medio centímetro el nivel del relleno para igualar los bordes. Procura hacerlo de forma uniforme alrededor de toda la circunferencia. Es una cuestión puramente estética, que en cocina también importa.


SÉPTIMO.- Mételo en el horno y quítale la ventilación para que se haga más despacio. Al cabo de unos 15 minutos baja el termostato hasta 180ºC y mantenlo así unos 10 minutos más. Como siempre digo, cada horno es un mundo, así que tendrás que adaptar estas indicaciones al funcionamiento del tuyo. Por otra parte, la quiche es una pastel que se puede tomar cuajado del todo o menos hecho, así que como es cuestión de gustos, obra en consecuencia.
Sácalo del horno y déjalo enfriar sin desmoldarlo durante un par de horas.

Pasado ese tiempo, ya podemos extraerlo con cuidado para que no se nos rompa. Si ves que puede ocurrir, será mejor que lo metas en el frigorífico para que se solidifiquen todas las grasas y se endurezca. Así podrás desmoldarlo sin problemas, pero acuérdate de dejarlo un tiempo fuera para que recupere la temperatura ambiente, que es como mejor sabrá. H1605/R2112