INGREDIENTES: ½ kg solomillo de ternera, 80 gr. queso parmesano, 100 gr. berros, aceite de oliva virgen extra.
1) Compraremos un trozo de solomillo fresco que proceda, a poder ser, de una pieza pequeña. Con objeto de facilitar el fileteado, tendremos que congelarlo y aprovecharemos el momento en que se encuentra a medio descongelar para, con ayuda de un cortafiambres, iremos cortando lonchas extremadamente finas –casi transparentes- valiéndonos de la rigidez del frío. Soy consciente de que no suele haber cortafiambres en las casas. También lo he hecho con un cuchillo grande y muy afilado.
2) Colocaremos las lonchas sobre un plato grande, redondo y plano (uno por comensal) por toda su parte exterior de forma que dejemos libre el centro y cuidando que no se monten unas sobre otras.

3) Ahora cortaremos lonchas muy finas de queso parmesano de tamaño inferior a las del solomillo y las iremos colocando sobre éstas. Por razones estéticas, les quitaremos cualquier arista o esquina con idea de asemejarlas a la forma redondeada que tienen los filetes de solomillo. Hemos de tener mucho cuidado al cortar el queso pues es de una densidad muy prieta y suele romperse.
4) A continuación, pondremos en el centro de cada plato una pequeña cantidad de berros a los que les habremos quitado los tallos ya que amargan demasiado.
5) Echaremos unas gotas de aceite de oliva virgen extra sobre cada loncha y un ligero rociado sobre los berros.
Consumir frío.