INGREDIENTES: 6 huevos, 300 g queso de untar, 555 g leche condensada, idénticos centilitros de leche normal, 6 cucharadas de azúcar, 1,5 cucharada sopera de agua, 1,5 cucharada sopera de zumo de limón. (Cabe una opción algo más ligera con leches semi o desnatadas.)

1) Comenzaremos por hacer el caramelo que cubrirá el fondo del molde. Para ello, ponemos el azúcar, el agua y el zumo de limón en un cazo a fuego medio bajo. No es conveniente ausentarse pues se quema enseguida y resulta tan amargo que no nos valdrá.
2) Cuando tenga un tono moreno, lo echaremos en el fondo de un molde apto para el horno. Yo utilizo uno de aluminio tipo “plum cake”.
3) Echamos en un bol los huevos, el queso, y ambos tipos de leche para batirlo bien hasta que quede homogéneo y cremoso.
4) Verter la crema sobre el molde previamente caramelizado e introducirlo en el horno precalentado a 175º – 180º al baño maría. Para ello, ponemos el molde dentro de un fuente medio llena de agua. Se trata de que la crema se cuaje con el calor indirecto que le transmite el agua caliente.

5) Cuajará en unos 50-60 minutos. Para comprobar que está ya terminado, meteremos una aguja de punto o similar y cuando salga limpia lo sacaremos del horno. Si se tostara demasiado la parte superior (que al desmoldar será la inferior), podremos taparlo con papel de aluminio a media cocción.
6) Desmoldar una vez frío con ayuda de un cuchillo para separarlo de los bordes.
7) Como variante, añadir a la crema una cucharada de nescafé. El sabor a café que tomará el flan resulta exquisito aunque anulará casi por completo el queso, del que quedará solo la textura cremosa.