GUACAMOLE

INGREDIENTES: 4 aguacates maduros, 1 cebolla y media, 1 tomate poco maduro pequeño, dos cucharadas de mahonesa blanca, 1 limón, cayena molida, tabasco y sal.

PRIMERO.- Los aguacates deben estar maduros, es decir, lo suficientemente blandos como para hacerlos una pasta. De no ser así, hay un método para hacerlos madurar rápido consistente en tenerlos un día fuera de la nevera envueltos en papel de periódico.

SEGUNDO.- Picaremos la cebolla en trozos finísimos. Si es cebolleta, mejor aún. Ahora le haremos al tomate (lo más verde posible)  un corte en forma de cruz en la parte opuesta a la que le une a la mata y lo escaldaremos unos 5 minutos en agua hirviendo. Normalmente se hace mucho menos tiempo pero al estar verde, necesitará este extra para que se le deprenda la piel con cierta facilidad. Ahora lo picaremos muy bien y muy pequeño eliminando  el corazón y toda parte que esté demasiado dura.

TERCERO.- Con un cuchillo afilado cortaremos cada aguacate hasta tocar el hueso y continuaremos el corte longitudinalmente todo alrededor. Tomaremos la fruta con una mano por la parte inferior y con la otra, puesta en la parte superior haremos un giro de cuarto de vuelta de modo que separaremos ambas mitades quedándose la semilla en una de ellas.  Ahora tomaremos el cuchillo y daremos un golpe sobre el hueso de forma que quede clavada la hoja en él y así giraremos éste sujetando el aguacate por debajo. Verás como sale entero rápidamente.

CUARTO.- Echaremos todos los aguacates ya pelados en un bol y los aplastaremos con un tenedor de forma continua hasta hacer una pasta gruesa.  Hay a quien le gusta una textura mucho más fina, en cuyo caso habrá que usar la batidora. A mí, desde luego, me encanta sentirlo.


QUINTO.- Añadiremos ahora dos cucharadas de mahonesa, pero ha de ser muy blanca y para eso la haremos con  aceite de girasol en vez de oliva y con limón en vez de con vinagre. El aceite de girasol tiene una propiedad que en ocasiones resulta muy útil; y es que tiene un sabor muy suave y discreto. El aceite de oliva es sin duda el rey por multitud de razones, pero eso no significa olvidarse del resto. En este caso, el de oliva neutralizaría bastante el sabor y aroma del aguacate. Removemos bien con la varilla o con un tenedor.

SEXTO.- Incorporaremos ahora la cebolla y el tomate, el zumo de un limón, la cayena en polvo, la sal y el tabasco (moderación con los picantes….). Remover de un modo enérgico y constante hasta que se produzca la emulsión de todos los ingredientes. Probar y rectificar de sal y picantes.


SÉPTIMO.- Ponerlo todo en un recipiente que podamos cubrir para evitar la rapidísima oxidación del aguacate. De todos modos, le colocaremos en el centro el hueso de uno de los aguacates, que los expertos dicen que impide la citada oxidación y su feo oscurecimiento por acción de ésta. Asimismo, el zumo de limón también lo protege.

OCTAVO.-  Enfriarlo bien y puedes servirlo acompañado de unos nachos mexicanos. Es lo suyo, pero tampoco te dejes atrás unos piquitos de pan o unos palitos de zanahoria.  Estupendo aperitivo, pero algo calórico y súper adictivo. H1303/R2108

Publicado por

cocinaamibola

Sabores mediterráneos. La cocina española más clásica y sencilla. Ni deconstruimos, ni esferificamos. Nada de miniaturas en platos gigantes.

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