INGREDIENTES: 250 gr harina de fuerza, 40 gr jamón cocido, 1 cucharadita de levadura química, 130 ml cerveza, 40 gr AOVE, 1 cucharadita sal, 80 gr tomate frito, 3 dientes de ajo, 70 gr mantequilla sin sal, 100 gr mozzarella rallado, 50 gr queso emmental rallado.

PRIMERO.- Lo primero, saca la mantequilla del frigorífico con cierta antelación para que esté a temperatura ambiente. Y para hacer la masa echa en un bol la harina y la levadura. Mezcla bien para que ambos ingredientes sean uno y haz un pequeño cráter en la mezcla. Agrega el aceite y la cerveza poco a poco y amasa hasta que su textura no sea pegajosa.


SEGUNDO.- Forma una bola con la masa y déjala reposar en el bol durante unos 50-70 minutos cubriéndola con un paño. Mientras tanto, pica el jamón cocido en trocitos pequeños, pero que sean perceptibles y reserva.


TERCERO.- Durante el tiempo que le estamos dando a la masa para que leve, aprovecharemos también para picar finamente los ajos e incorporarlos a la mantequilla. Con ayuda de un tenedor, presionaremos el ajo sobre la mantequilla y lo mezclaremos lo más posible, de forma que los trocitos de ajo queden uniformemente repartidos.

CUARTO.- Cuando haya transcurrido el tiempo de reposo, extiende la masa sobre la encimera ligeramente enharinada y reparte los trocitos de jamón por toda su superficie. Ahora vuelve a amasar para que se introduzcan y formen cuerpo con ella. Cubre y deja reposar 15 minutos más.


QUINTO.- Es el momento de encender el horno. Ajústalo el termostato a 220ºC con calor arriba y abajo con circulación de aire. Y mientras se calienta, pon un papel de horno sobre la bandeja y extiende la masa sobre ella, dejándole un grosor de unos 4-5 milímetros.

SEXTO.- Ahora ponte un guante desechable y extiende la mantequilla con el ajo por toda su superficie para hacer lo mismo a continuación con el tomate frito. No abuses ni de una cosa ni de la otra, pero procura que la masa esté cubierta de ambos ingredientes de modo uniforme.



SÉPTIMO.- Y por último, mezcla las dos clases de queso rallado y extiéndelo bien repartido sobre el tomate frito dejando un centímetro aproximadamente del borde exterior sin queso porque éste fundirá y lo cubrirá por completo, en vez de salirse.
OCTAVO.- Mételo en el horno durante unos 12 minutos, pero como cada horno es diferente, tómate el tiempo como una simple referencia y estate atento a su aspecto. Cuando esté el queso fundido y dorado, será el momento de sacarlo y dejarlo enfriar.


NOVENO.- Cuando ya esté frío, córtalo en trocitos tamaño “canapé”, es decir, que sean de un bocado o dos como máximo y preséntalo en una bandeja.

Para mi gusto, caliente está riquísimo, pero frío es mucho mejor porque percibes mucho más el sabor del ajo y de los quesos. Se trata de algo más que un snack. Es un aperitivo más trabajado que va fenómeno también para cenas de picoteo o incluso como una propuesta más en un cocktail. H2302