INGREDIENTES: 6 lonchas de jamón York de unos 3 mm de grosor, 6 lonchas de queso Havarti, 6 lonchas de bacon ahumado, pan rallado, 2 huevos y aceite de oliva.

PREVIO.- El flamenquín es un plato que uno debe pedir siempre por obligación en los restaurantes cordobeses, junto al salmorejo y el rabo de toro. Esto es así y casi no admite discusión porque es tan típico de allí como los patios de las casas. Pero siendo honesto, tengo que reconocer que nunca he tomado un flamenquín que no estuviera seco. Y es que la carne de lomo de cerdo que lleva por dentro se seca al freírlo y “se hace un poco bola”. Sólo en una ocasión tomé un flamenquín que resultó exquisito, pero tenía truco…. no llevaba filete de lomo, sino jamón de york. Habrá quien diga que no es lo mismo y tendrá razón, pero os recomiendo que lo probéis antes de cerrarle la puerta a un frito que resulta excelente.
Debo advertir que es mejor hacerlos la víspera y tenerlos en la nevera sin freír. También será el momento de congelarlos si así lo queréis.

1.- Lo primero que haremos será batir los huevos en una fuente y echar una buena cantidad de pan rallado en otra. Ambas rectangulares y de ancho bastante para que nos quepan los flamenquines.
2.- A continuación, trabajo muy sencillo pero que habrá que hacer con suma delicadeza. Sobre una tabla de cocina extendemos una loncha de jamón. Más arriba sugiero un grosor de unos 3 milimetros, pero por si he calculado mal, diré que habrá de ser fina para que enrolle bien y lo suficientemente gruesa para que resista y haga cuerpo. Ahí lo dejo.
3.- En medio de la loncha de jamón colocaremos la de queso y sobre ésta, pondremos la de bacon cortada en dos, una a cada extremo. (Yo le quito toda la grasa que puedo).

4.- Con mucho cuidado, ir enrollando todo en sentido transversal para que nos quede un flamenquín de una longitud igual al ancho de la loncha de jamón. Habrá que ceñirlo y apretarlo lo más posible sin que rompa el jamón. Haremos lo mismo con los cinco restantes.

5.- Tomamos cada rollito y lo pasamos por huevo y por pan rallado con mucho cuidado para que no se nos desenrolle y los vamos colocando sobre una bandeja sobre la que habremos espolvoreado más pan rallado.
6.- Ahora echaremos un poco de huevo batido (o un tercero si hiciera falta) en una tacita aparte y añadiremos una cantidad de pan rallado de forma que nos quede como una masa densa de engrudo que utilizaremos para taponar ambos extremos de cada flamenquín. Tampoco hay que abusar porque una vez frito podría endurecer demasiado. Dejamos reposar en la nevera una media hora.






7.- Con el frío, se habrán endurecido bastante, lo que nos ayudará en su manipulación para volver a pasarlos por huevo y pan rallado. Esta doble capa, como con las croquetas , les dará la rigidez y consistencia necesarias una vez frito.
8.- Cubrir con film y guardar en la nevera varias horas hasta el momento de freírlos.
9.- Hacerlos en abundante aceite de oliva MUY CALIENTE. Hay que estar muy pendiente para que no se nos salga el queso ya fundido del interior y porque se doran enseguida. Sacarlos sobre papel absorbente. Dejad que se templen bien. Notaréis todos los sabores y no os quemaréis la lengua. H1509