EMPANADA DE ESPÁRRAGOS Y QUESO DE CABRA

INGREDIENTES: 550 gr harina de fuerza, 2 manojos de espárragos verdes, 150 gr queso de cabra, 2 cebollas moradas pequeñas o 1 grande, 6 dientes de ajo, 10 cucharadas soperas de aceite de sofreír la cebolla, 220 ml del agua de cocer los espárragos, 50 gr levadura fresca prensada, ½ cucharadita de pimentón ahumado dulce, aceite de oliva virgen extra, 1 huevo, pimienta negra molida y sal.

PRIMERO.- Corta las cebollas en juliana y ponlas a pochar en una cazuela donde luego nos quepan los espárragos. Hazlo a fuego suave en unos 170 ml de aceite de oliva virgen extra. Ponemos mucho más aceite del que normalmente nos haría falta porque lo utilizaremos después. Añade los ajos cortados en láminas no demasiado finas. Salpimenta.

SEGUNDO.- Una vez la cebolla y el ajo estén bien pochados, volcaremos el contenido de la cazuela en un colador colocado sobre un bol donde quepa el aceite y dejamos escurrir bien. Pero no rasques el fondo porque esa zurrapa o resto de cebolla y ajo que se ha tostado un poco y se ha adherido abajo, nos aportará sabor para la cocción de los espárragos.

TERCERO.- En esa misma cazuela echa agua por la mitad y ponla a hervir con algo de sal. Y mientras tanto, lavas un poco los espárragos bajo el grifo y les cortas la parte trasera buscando el punto en que casque limpiamente sin dejar hebras. Mételos en la cazuela con cuidado de que no se rompan y cuécelos durante 7 a 10 minutos (contados desde que comience a hervir) a fuego suave. Si varía mucho el grosor de unos espárragos a otros, comprueba su punto pinchándolos con un palito de brocheta por la parte más gruesa y en cuanto puedas atravesarlos con cierta facilidad, los vas sacando. Déjalos escurrir bien y enfriar. Y no tires toda el agua de la cocción porque necesitaremos unos 220 ml. para la masa.

CUARTO.-  Y vamos con ella. Usa sólo 450 gr de harina y guarda el resto para el espolvoreado sobre la encimera. Puedes hacerla a mano tal y como te explico en la receta de empanada de mejillones o puedes ayudarte parcialmente de un robot que amase, aunque luego te la tendrás que terminar de trabajar tú. Y una masa que cumple las proporciones de ingredientes no tiene más secreto que amasar y amasar. Yo en este caso, me he ayudado de la @Thermomix para la mezcla inicial hasta que se ha convertido en una masa muy pegajosa. Debes sacarla de vaso impregnándote las manos de aceite y echarla sobre la encimera, previamente espolvoreada de harina. Usa los 100 gr que teníamos reservados a medida que te vaya haciendo falta. Amasa con vigor y agrégale pizcas de harina si continúa pegándose. Si ya no lo hace, es que no necesita más.

QUINTO.- Cuando vaya tomando cuerpo la masa, dale forma esférica y déjala reposar en un bol cubriéndola con un paño. Si la temperatura ambiente es fresca, puedes precalentar el horno a unos 45ºC, apagarlo cuando esté a punto y meter el bol durante unos 45 minutos aproximadamente. Normalmente doblará su tamaño. Pero recuerda apagar el horno antes de meterla. Si, por el contrario, la temperatura de la sala supera los 22-23ºC, no hace falta el horno en este momento.

SEXTO.- Pon otro poco de harina en la encimera y vuelca la masa sobre ella. Vuelve a dedicarle unos minutillos de castigo y estará lista. Córtala en dos mitades y extiende una de ellas con el rodillo para darle forma rectangular (o la que tú prefieras). Colócala ya estirada sobre la bandeja con un papel de horno.

SÉPTIMO.-  Ajusta los bordes al tamaño de la bandeja o a la forma que le vayas a dar y recorta lo que pueda sobrar. Ahora distribuye por toda su superficie el sofrito de cebolla y ajo bien escurrido de aceite. No ponemos más cebolla porque, aun teniendo un sabor exquisito, es muy dominante, y pretendemos que sepa a queso y espárragos. Corta el rulo de queso de cabra en lonchas de unos 5-7 milímetros y distribúyelos ordenada y proporcionadamente. Haz igual con los espárragos cortándolos previamente en trozos de unos 4 ó 5 cm y ponles un poquito de sal a cada uno.

OCTAVO.- Enciende el horno y ajusta su temperatura a 180ºC, calor arriba y abajo con ventilación. Y mientras se calienta, extiende ahora con el rodillo la otra porción de masa y (ayudándote del propio rodillo) colócala sobre la empanada. Ajusta con cuidado los bordes y cierra todo el perímetro a base de tomar a la vez masa de abajo y masa de arriba, haciendo un pequeño giro de muñeca mientras sujetas con los dedos  todo el pellizco. Presiónalo hacia abajo contra la bandeja para que quede bien sellado y repite la operación por todo el contorno.

NOVENO.- Pincha toda la superficie superior de la empanada con un tenedor de forma suave. Esto lo hacemos para que no se hinche en el horno. Píntala con huevo y cuando esté el horno a punto, baja su termostato a 170ºC y mete la empanada a media altura. Si ves que se tuesta demasiado rápido, baja un poco el horno y ten en cuenta que esta referencia de temperaturas es para el mío…. y no hay dos hornos iguales. En unos 40-45 minutos, estará ya cocida y verás que la masa de abajo sí habrá levado un poco más.

Sácala a la encimera y déjala reposar al menos una hora. Yo prefiero hacerla de vísperas porque me gusta que esté muy reposada, con sus grasas cuajadas, pero eso va en gustos. H2107/R2112

SAN JACOBOS DE CALABACÍN

INGREDIENTES: Para 4 personas: 2 calabacines, 200 gr jamón de pavo en lonchas, 150 grs queso Cheddar en lonchas, 2 huevos, harina de garbanzo, pan rallado sin gluten y aceite de oliva. 

PREVIO.- Para los que no estéis muy familiarizados con el gluten y la celiaquía, diré muy someramente que el gluten es una proteína que se encuentra en la semilla de muchos cereales como son el trigo, cebada, centeno, espelta, algunas variedades de avena, así como sus híbridos y derivados. Muchas personas son incapaces de digerirla por completo, generándose fragmentos de esta proteína que alertan y activan el sistema inmunológico, creando una reacción adversa. Sin entrar en profundidades, estas personas pueden padecer la enfermedad celiaca, presentar sensibilidad no celíaca al gluten o ser alérgicos.

Visto lo anterior, hay recetas que son perfectamente viables si sustituimos ciertas harinas por otras que no contengan gluten, sin que por ello desmerezca su resultado final. A sensu contrario, si no hay celiacos o intolerantes a esta proteína en tu entorno y  te apetece hacer esta receta, no tienes más que usar harina común y pan rallado de trigo, es decir, lo de siempre.  

 PRIMERO.- Lava bien los calabacines, corta los dos extremos para que queden dos mitades lo más iguales posible y haz lonchas de cada una de ellas de algo menos de un centímetro de grosor, es decir, de unos 7,5 milímetros. Y ahora procura agruparlas por parejas de tamaño similar.

SEGUNDO.-  Toma la primera pareja y rellénala con una loncha de jamón de pavo previamente cortada a su tamaño. Pon tantas capas como dé de sí la loncha. Luego coloca encima un trozo de loncha de queso Cheddar cortado a su tamaño y encima del queso, otra loncha de jamón de pavo en tantas porciones como salgan de cortarla al tamaño del calabacín. A continuación, pon la otra loncha de calabacín tapando el relleno y creando un sándwich de jamón y queso que tiene lonchas de calabacín en vez de pan. Presiona ligeramente y reserva mientras haces todos los demás.

TERCERO.-  Como en todo proceso de empanado, pon en serie un plato con harina (de garbanzo), otro con dos huevos bien batidos y un tercero con pan rallado (sin gluten). Comienza tomando un sándwich y rebózalo en la harina procurando que también le llegue a los cantos, es decir, a la parte de relleno que asoma entre loncha y loncha de calabacín. Sacúdelo porque queremos que esté perfectamente enharinado, pero con la menor cantidad posible de harina.

CUARTO.- Bien sacudido, lo pasamos por el huevo. Es importante que el huevo esté bien batido para romper y diluir la clara en la yema. De este modo evitaremos que al meter el sándwich se adhiera a él cantidades enteras de clara.  Ni es bueno el exceso de huevo en el sándwich, ni nos dará para todos ellos.

 QUINTO.- Deja que el huevo escurra un poco también y mételo en el pan rallado. Procura que el rebozado sea lo más completo posible, pero -igual que con la harina- no se trata de hacer una capa muy gruesa de pan. Lo mínimo. Yo prefiero que se vean imperfecciones en el empanado que crear una especie de barra de pan… pero esto va en gustos.

SEXTO.- Si no es para servir hoy o has hecho demasiados, este es el momento de congelarlos. Hazlo de modo que no estén en contacto unos con otros para que no se peguen entre si al congelarse.

SÉPTIMO.- Ya solo nos queda freírlos, aunque los puedes hacer al horno. Se ha puesto de moda en los últimos años hacer “los fritos” (empanadillas, empanados, etc) en el horno y así “nos ahorramos” la ingesta de aceite, pero francamente… es que no tiene nada que ver. Que cada uno opte en cada momento…

OCTAVO.- Pues vamos a freír. Si esta receta es apta para celíacos es IMPRESCINDIBLE utilizar aceite nuevo para evitar contaminación de gluten procedente de frituras anteriores. Esto se denomina “contaminación cruzada” y tiene tanta importancia que no debes ignorarlo. De nada sirve evitar el gluten en los ingredientes si vas a “bañarlo” todo en una piscina de aceite llena de restos de gluten.

NOVENO.- Pues con aceite de oliva nuevo y muy caliente, en cantidad bastante para que los san jacobos floten en el aceite sin tocar el fondo,  puedes ir friéndolos de pocos en pocos para no hundir la temperatura del aceite (y más aun si lo estás friendo directamente sin descongelar). Cuando estén dorados y a tu gusto, sácalos del aceite a papel absorbente. 

Déjalos reposar un poco para que templen, porque te vas a quemar y porque mi opinión es que deben tomarse templados, aunque fríos también están estupendos, con la ventaja de que las grasas estarán solidificadas y será más consistente, por lo que no se te deshará tanto al cortarlo. H2108      

EMPANADA DE MEJILLONES (en escabeche)

INGREDIENTES: Escabeche: 2 kg  mejillones gallegos, 2 cebollas,  8 dientes de ajo, pimienta negra en grano, 1 cucharada sopera de pimentón dulce, aceite de oliva virgen extra, 125 ml de vino blanco,  250 ml de vinagre de manzana, 3 hojas de laurel, sal. Para la masa: 500 g harina de fuerza, 25 g levadura prensada (fresca), 1 cucharadita de pimentón dulce, 1 cucharadita de sal, 200 cc agua, 15 cucharadas soperas de aceite del escabeche y 1 huevo.

PREVIO.- De entre las empanadas gallegas de atún, lomo, pulpo, almejas, zamburiñas, berberechos, mejillones…etc, es esta última la que menos me atrae porque me da la sensación de que pierde mucho sabor. En fin, manías de uno… pero ¿Y si la rellenamos de mejillones de lata en escabeche?… y ya puestos, ¿y si escabechamos nosotros los mejillones?. Si no te apetece o tienes prisa, hazlo con los de lata, pero los caseros quedan genial.

PRIMERO.- Con un par de días de antelación cocinaremos los mejillones para que tomen sabor del escabeche. Sigue los pasos de la receta “Mejillones en escabeche” que encontrarás en la sección de pescados y mariscos. Sólo dos diferencias y un matiz entre esa receta y lo que debes hacer ahora: una; las cantidades, especialmente la de mejillones ya que para que nos salga suficiente cantidad para cubrir la empanada necesitaremos 2 kilos con su concha para que nos queden unos 700 gramos de carne de mejillón ya cocinado al vapor.  Y dos; que queremos la cebolla y el ajo no tan picados. Queremos trozos más gruesos, como los de un sofrito normal para que podamos notarla en la empanada.  Y el matiz: usa una pequeña red si te es posible para echar los granos de pimienta al guiso y poder eliminarlos luego de una vez en lugar de “pescarlos” uno a uno. Yo tengo una bolsita hecha como la de los garbanzos, pero muy pequeña que encargué con esta idea  a mi proveedora de ganchillo, mi querida suegra. Os pongo algunas fotos del proceso, pero mira la receta de los mejillones en escabeche.
Una vez hechos, tápalos bien y mételos en el frigorífico un par de días.

SEGUNDO.- Lo primero, saca los mejillones en escabeche de la nevera y échalos en un colador fino sobre un recipiente para que escurran. 

TERCERO.- Vamos con la masa. Usa un bol grande y echa la harina haciendo una especie de cráter en el medio como si fuera un volcán y echa en él la levadura bien desmenuzada, la sal, el pimentón, las 15 cucharadas del escabeche, procurando tomarlas de la superficie para que en su mayoría sea aceite del guiso. Caerán también pequeños trozos de cebolla, pero no te preocupes porque formarán parte de la masa aportando sabor. Y por último, echa despacito el agua (mejor tibia).

CUARTO.- Con una cuchara de cocina empieza a echar harina desde el borde exterior sobre el cráter que contiene el resto de ingredientes y mezcla y amasa dentro del bol todo lo que te sea posible.

QUINTO.- Continúa amasando ya sobre la mesa de trabajo. No hace falta que enharines la superficie ya que la grasa que contiene la masa impedirá que se pegue. Trabájatela bien, con ganas durante un ratillo hasta que se integren todos los ingredientes y adquiera una consistencia compacta, uniforme y elástica. Si lo has hecho bien y has amasado durante al menos 5-7 minutos seguidos, no necesitará nada más, pero si no, necesitará algo más de harina o agua si quedó pegajosa o seca, respectivamente.  Dale forma esférica, déjala de nuevo en el bol y cúbrela con un paño para que repose durante unos 40 minutos aproximadamente. En ese tiempo habrá duplicado su volumen (más o menos… tampoco te agobies si no crece tanto).

SEXTO.- Vamos al lío. Corta la masa en dos partes iguales y vamos a estirar una de ellas. Para que te sea más fácil de manejar, hazlo con rodillo y sobre un papel de horno extendido. Estírala y dale forma rectangular hasta que quede de un grosor de unos 4 milímetros aproximadamente. Si la dejamos muy gruesa, crecerá en el horno y será demasiado pan. Verás que tras estirarla, tenderá a encoger y volver a su ser. Eso te dirá que tiene la textura adecuada. Insiste con el rodillo hasta que quede bien estirada.
Tomándola por el papel de horno pásala a la bandeja del horno (con papel y todo).

SÉPTIMO.- Ahora reparte por toda la superficie los mejillones,  cebolla y ajo del escabeche, respetando un mínimo de perímetro exterior para que no se engrase y se una bien a la parte de arriba. Como la mayoría del líquido se habrá escurrido, que no te importe que caiga algo sobre la masa, pero no añadas.

OCTAVO.- Haz la misma operación con la otra mitad de la masa y cuando esté bien estirada utiliza el papel de horno para cogerla y volcarla sobre la parte de abajo. Retira el papel y procura casar la tapa con la parte de abajo uniendo los bordes apretando y dando un giro como si fuera un pellizco. Pon cuidado en que queda bien cerrada por todas partes y que no se manche con la grasa del relleno ya que podría abrirse en el horno.

NOVENO.- Una vez sellada, usa las dos manos presionando ligeramente sobre la tapa para que el relleno se compacte un poco y se distribuya bien. Hablo de una presión muy ligera. 

DÉCIMO.- Usa un tenedor para hacer pequeñas punzadas sobre la masa para evitar que crezca demasiado en el horno. Haz un pequeño agujero en el centro con el mismo objetivo.

UNDÉCIMO.- Pinta toda su superficie con huevo batido y métela en el horno precalentado a 200ºC , calor arriba y abajo con ventilación durante unos veinte minutos. Pero no te fies ya que depende de tu horno. Cuando veas que la masa se ha cocido y haya tomado un tono dorado. Procura no estar abriendo el horno y no la achicharres.

Sin ninguna duda, a mi me gusta muchísimo más cuando está fría, e incluso al día siguiente, pero eso va en gustos.  H1712.

FALAFEL

INGREDIENTES: (para 6 personas): ½ kg garbanzos, cilantro fresco, perejil fresco, 4 dientes de ajo, 2 cebollas medianas, 3 cucharadas de tahini, 2 limones, cayena molida, 2 cucharaditas comino molido, sal, aceite de oliva suave o de girasol, levadura en polvo, mezcla de especias típicas del falafel (cilantro seco, pimienta negra molida, pimienta blanca molida, jengibre molido, canela y clavo todo mezclado).

PREVIO.- El falafel es una de esas comidas típicas de Oriente Medio que junto al shawarma y el hummus ha conseguido ser conocido y apreciado en cualquier lugar del planeta. Tanto en pan de pita como solo acompañado de salsas típicas, es un plato de sabores intensos y ciertamente saciante. Como siempre, hay multitud de variantes según la región. Puede ser con habas y garbanzos, o sólo una de estas dos legumbres. Puede llevar pan rallado y/o harina, etc. Por lo demás, son una especie de croquetas baratas y nutritivas. 

PRIMERO.- La víspera.- Poner los garbanzos a remojo un mínimo de 10 horas. Lávalos,  escúrrelos bien y échalos en el vaso del robot. Tritúralos pero no hasta el punto de hacerse una masa muy densa y compacta. Procura que quede mínimamente granulado. Es preferible que se vean trocitos pequeños de garbanzo, que obtener esa masa tan apelmazada y seca.  Sácalo todo del robot y resérvalo en un bol grande.

SEGUNDO.- Mete ahora en el vaso batidor el cilantro y el perejil. Respecto a la cantidad, no la he pesado; mira las fotografías. Añade  las cebollas troceadas y los ajos. Cierra el robot y tritura ligeramente para volverlo a abrir y agregar las especias. ATENCIÓN: Las cantidades de especias, al gusto. Pero ten cuidado con la cayena. Este es un plato que se adereza intensamente (de hecho, creo que “falafel” deriva de la palabra “pimienta” en árabe), pero mejor será hacerlo moderadamente para que guste a una mayoría.

TERCERO.- Pasa todo el aliño verde al bol de los garbanzos, echa sal y remueve bien con un cucharón de madera. Mezcla todo (incluso a mano), y agrega la levadura, dejándolo reposar una media hora para que  ésta trabaje.

CUARTO.- Echa el tahini y el zumo de dos limones colando y eliminando las pepitas. Ahora, un hilo de aceite de oliva y mezcla todo a mano. Mejor no hacerlo en el robot para que no se haga un puré, sino que notemos los trocitos.

QUINTO.- Si dispones de la cuchara de falafel, estupendo porque es comodísimo (ver foto). Si no, pues como con la bechamel al hacer croquetas, con dos cucharas y pasándolo de una a otra, presionando hasta que tome forma.

SEXTO.- Pon una sartén al fuego con abundante aceite. Es tan especiado el falafel, que no hace falta la intensidad de sabor que aporta el aceite de oliva, por lo que yo prefiero usar el de girasol, que es bastante insípido y más apropiado para este plato. Cuando esté el aceite caliente, echa los falafel uno a uno y déjalos que se doren bien. Baja el fuego y mantenlo a un nivel medio para que se hagan bien por dentro. Ahora habrá que darlos la vuelta y hacerlos por el otro lado. Retirar a una fuente con papel absorbente para que escurra el exceso de aceite.

SÉPTIMO.- El falafel ya está hecho y podemos tomarlo así con salsa de yogur, con mahonesa o con la salsa ácida, por ejemplo. Aunque también es costumbre tomarlos a modo de bocadillo en un pan de pita. Y si es ese el caso, abre el pan con cuidado para no romperlo, rellena con salsas a tu gusto; un poco de lechuga cortada en tiras finas y listo.

También le van muy bien como acompañamiento unas aceitunas negras deshuesadas o pepinillo en vinagre cortado a trocitos o rodajas finas.

Y como comentaba al principio, es bastante saciante pero muy calórico, ya que son hidratos de carbono a los que le añadimos el tahini y lo freímos. Súmale el pan o las salsas y convendrás conmigo que no es algo para tomar muy a menudo.  H1609/R2202

PALMERITAS SALADAS

INGREDIENTES: Tipo A.- 250 gr masa de hojaldre, 180 grs pechuga de pavo, 180 grs queso Havarti. Tipo B.-  250 grs masa de hojaldre, 180 grs bacon ahumado, 180 grs queso Cheddar, 1 huevo.

PREVIO.- Ya sé que no es ninguna novedad, como todo el contenido de este blog, pero lo cierto es que las vi por ahí y se me antojaron. El relleno puede ser tan variado que habremos de dejarlo a la imaginación de cada uno. Yo he hecho dos variedades; de bacon ahumado con Cheddar, y de queso Havarti con pechuga de pavo. Son tan sencillas de hacer y tan ricas que os animo a que probéis y seguro que quedarán anotadas entre vuestros platos para “quedar bien”.  Y aunque estas recetas están por todas partes y no existen derechos de autor, me parece de justicia citar a “código cocina” como inspiradora última.
Por otro lado, hacer masa de hojaldre es divertido siempre que te gusten mucho estas cosas, porque resulta un tanto engorroso. Yo la he hecho en varias ocasiones y la verdad es que sale muy buena, pero habiendo las que venden congeladas, que son excelentes, tampoco vamos a complicarnos la vida más de la cuenta.

PRIMERO.-  Saca la masa del congelador una media hora antes. Una vez esté ya blanda, coloca un papel vegetal sobre la encimera. Extiende bien la masa y dale forma rectangular, si es que no la tiene ya. Aplástala un poco más con el rodillo, enharinándola previamente para que no se pegue ni se rompa. Una vez estirada, sacude con la mano toda la harina que puedas.

SEGUNDO.- Cubre toda la superficie de masa con queso Havarti y a continuación, haz lo mismo con las lonchas de pechuga de pavo. Puedes poner algo más de pavo que de queso, pero procura no excederte con el relleno porque corres el riesgo de que las palmeritas de abran demasiado y se deshagan, perdiendo su forma característica.

TERCERO.- Coloca encima de todo otra lámina de papel vegetal y pásale el rodillo por encima de nuevo. No presiones mucho para que la masa no se rompa, pues sólo pretendemos compactar masa, pavo y queso para que sea más sencillo ejecutar el siguiente paso.

CUARTO.- Empezando por uno de los lados más cortos del rectángulo, tenemos que ir enrollándolo sobre sí mismo hasta llegar al centro procurando no dejar holguras. Para eso acabamos de compactarlo todo con el rodillo. El comienzo es lo más complicado, pero puedes ayudarte levantando el papel vegetal de abajo. De esta manera, se irá enrollando de modo uniforme. Es exactamente la misma técnica que usamos con el papel de aluminio en el albondigón relleno.

QUINTO.- Repite el mismo paso empezando por el otro lado menor del rectángulo, para encontrarnos en el centro con el anterior. Es importante que sigamos presionando con la mano a lo largo de este proceso; presión que apriete, pero que no rompa o deforme.

SEXTO.- Con un cuchillo largo y bien afilado (vale el jamonero), vamos a ir cortando rodajas de 1,5 cm aproximadamente, con mucho mimo para que no se nos deshaga la forma. Irán saliendo las palmeritas y las pondremos sobre papel vegetal (podemos usar los de antes) y éste, en la bandeja o la rejilla del horno. Puedes corregir ahora la forma si alguna se te ha deshecho, pero no las toques demasiado porque tomarán holgura. Deja suficiente espacio entre ellas porque la masa subirá y se pegarán unas con otras.

SÉPTIMO.- Ya puedes ir precalentando el horno. 200ºC, calor arriba y abajo sin circulador de aire (ventilador). Y mientras alcanza su temperatura, pinta las palmeritas con huevo batido por todas partes, incluso deja que penetre dentro del relleno porque con el calor del horno, se secará y servirá para que tomen rigidez.

OCTAVO.- Unos 20 minutos de cocción en el horno y estarán listas, pero su punto será cuando tomen ese tono dorado tan característico. Si te pasas de horno, el hojaldre se volverá pajizo y perderá bastante. Sácalas del horno y déjalas reposar unos 15 minutos.

Haz exactamente lo mismo con la otra masa y los otros rellenos. El queso Cheddar al fundir, tiende a hincharse un poco, pero no te preocupes, porque luego bajará. De todos modos, no te excedas con los quesos. H1605/R2201

BOLITAS DE QUESO

INGREDIENTES: 300 grs parmesano rallado, 125 grs mozzarella fresca, 1 huevo, 75 grs harina, 1 cucharada de orégano, sal, pan rallado y aceite de oliva suave.

image

PREVIO.- Perfecto entrante caliente para compartir en una cena en casa,  para un cocktail o como acompañamiento o guarnición. No es un plato individual porque una ración media para una persona puede resultar demasiado pesado. Por otra parte, si lo quieres muy suave, usa sólo  mozzarella. Un sabor medio será con parmesano, y el que prefiera sabores de queso más intensos y aromáticos, debería sustituir la mozzarella fresca por otro tipo de quesos  tales como  roquefort, manchego  o mezclas de todos o parte de ellos.

PRIMERO.- Saca los quesos y el huevo de la nevera con una hora de antelación para que te templen un poco, pues nos facilitará la tarea. La elaboración es absolutamente simple ya que sólo se trata de mezclar  los ingredientes.

SEGUNDO.- Prepara un bol grande que nos permita amasar dentro de él. Echa el huevo, la harina y el queso rallado. Ponle un poco de sal y el orégano y mézclalo todo con la mano. Ahora desmenuza con las manos la bola de mozzarella fresca y mézclalo también con el resto de forma que nos quede una amalgama lo más uniforme posible. Para ello, solo hay un secreto: amasar y amasar. Y advierto que es muy antipático de hacer porque es muy pegajosa y grasienta que parece no cohesionar bien. Pero no te preocupes porque trabajándolo un poco, saldrá bien.

image
image

TERCERO.- Ahora tenemos que hacer bolitas no muy grandes porque un bocado demasiado grande puede llegar a empalagar. Se trata de hacer las bolitas con las dos manos, al estilo tradicional pero presiona bastante la masa mientras esferificas para que quede lisa, es decir, sin arrugas o pliegues. Procura que sean todas de un tamaño similar.

image

CUARTO.- El paso siguiente es pasar las bolitas por pan rallado. Verás que no se adhiere fácilmente, pero no te preocupes porque será suficiente.

image

QUINTO.- Fríelas en aceite de oliva suave. Que esté bien caliente para que se haga una costra rápidamente. Muévelas con la espumadera muy delicadamente para que, sin romperse, se doren uniformemente. Para ello es preferible hacerlas en diferentes tandas para que nos quede superficie en la sartén para girarlas.

image

SEXTO.- En cuanto tomen su tono dorado, escúrrelas bien y sácalas a una fuente sobre papel absorbente que elimine el exceso de aceite. H1603     

MINIPIZZAS

INGREDIENTES: Para 2 coberturas distintas: Harina de fuerza,
20 grs levadura fresca, 33 cl cerveza, 1 cucharadita de sal, tomate frito,
orégano, mozzarella fresca, mozzarella rallada para gratinar, queso Havarti, ½
cebolla, champiñón laminado, fiambre de pechuga de pavo, aceitunas negras sin
hueso.  

image

PREVIO.- Estas minipizzas son perfectas para cuando no queremos sentarnos a la mesa a cenar porque hemos decidido sacar algunas cosillas “para picar”. Aquí proponemos dos coberturas distintas pero en el mundo de las pizzas vale casi cualquier cosa que le pongas encima… porque estará bueno siempre.
Por otro lado, si te gusta la masa más rígida y resistente, pon harina de trigo normal y no de fuerza. También puedes ahorrarte la levadura porque la cerveza también le hará subir un poco. Pero tal y como está aquí escrita queda una masa tierna y elevada.

PRIMERO.- El proceso es muy sencillo y no tiene secretos especiales. Echa la cerveza en un bowl , añade la levadura deshaciéndola previamente con las manos, ponle sal y ve echando harina y moviéndolo hasta que la masa deje de pegarse a la mano.

image
image

SEGUNDO.-  Espolvorea harina sobre la encimera y pon sobre ella la masa. A partir de este momento, dedícale cinco minutos de tu tiempo a amasar. Sólo cinco minutos y te quedará la masa perfecta. Hemos de conseguir una textura tal que dándole un pellizco, la masa vuelva a su posición al soltarlo. Si te excedes con la harina, la masa quedará seca y quebradiza.

image
image

TERCERO.- Espolvorea nuevamente harina sobre la encimera y además ahora sobre el rodillo. Extiende bien la masa sobre la encimera añadiendo más harina espolvoreada si es preciso para que no se pegue, aunque si la masa está bien proporcionada, no se pegará. Puedes dividirla y hacerlo de dos veces, si necesitas espacio.

image

CUARTO.- Con un vaso boca abajo haz las bases de las pizzas. Ponlo sobre la masa y aprieta a la vez que lo giras. Aprovecha los restos amasando de nuevo y repitiendo el proceso.

image

QUINTO.- Pon papel de horno sobre las bandejas del horno (te harán falta dos, o hacerlo en dos turnos) y sobre él, coloca ordenadamente las bases sobre papel dejando una separación suficiente entre ellas porque la masa crecerá y acabarán uniéndose entre ellas.

SEXTO.- Ahora pon media cucharada de tomate frito sobre cada una y extiéndelo con la misma cuchara. Espolvorea orégano desde arriba para que se distribuya lo más uniformemente posible.

image
image

SÉPTIMO.- Aquí separamos ya una cobertura de otra: Cobertura 1.- Corta la mozzarella fresca en lonchas y pon una sobre la mitad de las bases de masa. Encima de cada una coloca un poco de mozzarella rallada para gratinar y  ahora trocitos muy pequeños de cebolla cruda y una lámina de champiñón y media aceituna negra.

image

OCTAVO.- Cobertura 2.- Coloca un trozo de loncha de queso Havarti sobre el tomate frito y el orégano en el resto de las bases de pizza. Sobre él puede poner taquitos pequeños de fiambre de pechuga de pavo y cubrirlo con mozzarella rallada para gratinar. No pongas demasiado porque estos quesos funden muy bien y acaban “devorando” a los demás ingredientes.

image
image

NOVENO.- Precalienta el horno a 200ºC  con calor arriba y abajo. Mete ambas bandejas a la vez y cierra la puerta. Baja la temperatura a 180 y espera unos 7 minutos. Pero no te fíes de estos tiempos. Simplemente vigila y cuando veas que la masa sube y todo se dora, será el momento de apagar. Sacarlo todo del horno y dejarlo reposar unos 15 minutos antes de pasarlo a una bandeja y servirlo.

image

DÉCIMO.- Si has seguido esta receta usando la harina de fuerza y la levadura, te tiene que salir bien, casi con seguridad. Pero si has optado por una masa menos hinchada y más crujiente (sin levadura y con harina normal), ten cuidado porque el exceso de cocción te puede dejar una masa dura como una piedra. En cuanto a los ingredientes de las coberturas… sí;  es una tentación añadir esto y lo otro. Pero te recomiendo que hagas más variedades distintas en vez de pizzas cargadisimas de ingredientes cuyos sabores se van a tapar entre ellos. H1602

ROLLITOS DE SALMÓN

INGREDIENTES:  Para 20/22 unidades: 3 Tortillas de maíz, 100 grs salmón ahumado, 100 grs gulas, 100 grs espinacas frescas, 100 grs queso blanco de untar 0% grasa.

PREVIO.- Es importante que las tortillas sean lo más recientes posible para que conserven su humedad y, por tanto, su elasticidad. Si tienen ya un tiempo, dales otro uso porque comprobarás que están mucho más secas y quebradizas, y eso es un inconveniente para esta receta.

Como ves, yo te propongo usar tortillas de maíz porque no contienengluten y son aptas para celiacos, pero si no te es necesario, puedes usar las de trigo, que son algo más manejables porque son más elásticas.

PRIMERO.- Unta el queso sobre la tortillita de un modo más generoso que escaso, pero deja sin untar 1 cm de la circunferencia exterior para evitar que rebose al enrollarla, pues nos dificultaría dejar el rollito bien cerrado.

SEGUNDO.- Coloca  las lonchas de salmón sobre la tortilla respetando también el borde exterior. Corta las lonchas si es preciso para adaptarlas al espacio que vaya quedando libre.

TERCERO.- Distribuye las gulas por toda la superficie encima del salmón. No pongas demasiadas pero que queden bien repartidas.

CUARTO.- Pica las espinacas en tiras o trozos pequeños y repártelas igualmente encima de todo, respetando como siempre los bordes. Las cantidades de todos los ingredientes deben ser moderadas para poder enrollar la tortilla.

QUINTO.- Ahora toma la tortilla por el borde con las dos manos y ve enrollándola lo más ceñido posible, es decir, que no tenga ninguna holgura. En cuanto hayas dado ya una vuelta, empieza a presionar todo. Da otro giro y presiona bien por toda su longitud, procurando que la presión sea uniforme y se vaya compactando bien sin que se rompa la tortilla y sin que se salgan los ingredientes por los dos extremos. Una vez hecho el rollito, pondremos el cierre hacia abajo y presionaremos de forma uniforme una vez más para terminar de compactar.

SEXTO.- Con mucho cuidado para que no se desbaraten, corta cada rollito en varios trozos de una anchura de unos 2,5 cm, despreciando los extremos para que el corte sea similar en cada pieza. Como estarás comprobando, la compactación es fundamental para que no se desmembre al cortar.

SEPTIMO.- Colócalos todos en una fuente con el relleno hacia arriba procurando que no pierdan su compactación y se nos abran.  Se trata de una receta de canapé apta paraceliacos, ya que carece de gluten siempre que la tortillita sea de maíz.

VARIEDADES: Puedes prescindir de las gulas y sustituir las espinacas por canónigos y rúcula. Otra opción si no te gusta el pescado es mantener todos los ingredientes básicos y sustituir el salmón y las gulas por jamón de York o de pavo. Te quedarán unos rollitos fantásticos para alternarlos con los de salmón para que tengas de todo. Y así, todas las variedades que se te ocurran. A mí me encanta poner crema de roquefort, que le da ese sabor tan especial, aunque será bastante más calórico. H1601/R2307.

PASTEL DE SALMON AHUMADO

INGREDIENTES:  350 grs salmón ahumado, pan de molde sin corteza, 100 grs de pepinillos en vinagre,  media cebolleta, 350 grs de palitos de cangrejo (surimi), mahonesa. Opcional: 50 grs de pimiento morrón.

PREVIO.- Este pastel es sencillísimo de hacer. Todo en frío. Sólo hace falta un mínimo de habilidad, y para evitar problemas de última hora, saca el salmón de la nevera una media hora antes de empezar para que podamos separar sus finas lonchas.

PRIMERO.- Tomamos un molde tipo plumcake.  Yo lo he llegado a hacer en molde de aluminio, de acero antiadherente extensible o de silicona. Cada uno tiene su modo de hacer las cosas. En este caso, tomamos el de aluminio y con las manos bien limpias, engrasaremos el fondo y las paredes con un poco de mantequilla o margarina. Poca cantidad, que no se vea blanquecino sino transparente.

SEGUNDO.-  El siguiente paso es más fácil aún. Picaremos el surimi, el salmón, la cebolleta y los pepinillos en trocitos muy pequeños. Pon estos últimos en un colador pequeño para que escurran. Echaremos todo en un bowl; pondremos unas tres o cuatro cucharadas de mahonesa (casera o de bote… vosotros veréis. Por comodidad, la comprada, pero la casera es de un sabor inigualable). Eso sí, para este plato monta la mahonesa con aceite de oliva muy suave o incluso de girasol. No queremos sabores ni aromas que nos tapen el que da el salmón. Mezclarlo todo bien hasta que se haga una pasta de relleno compacta, como la de la foto.

TERCERO.- Con sumo cuidado y un cuchillo de hoja muy delgada, separaremos las lonchas de salmón del blister. Ya sabéis que la grasa de este pescado hace que se peguen unas a otras y a veces cuesta hasta buscar la línea que separa una de las demás, así que conseguir separarlas sin que se rompan no es tarea fácil.

CUARTO.- Se trata de cubrir el fondo del molde con una capa completa de salmón. No deben montarse unas lonchas sobre otras más que lo imprescindible ya que no se trata de crear una gruesa capa, sino de que cubra todo el fondo que luego será la parte superior. Vamos, lo que el caramelo líquido es a un flan.

QUINTO.- Sobre esa fina capa de salmón pondremos otra capita de mahonesa muy bien extendida y encima de ella iremos poniendo ya un piso de pan de molde.  Cortaremos las rebanadas a medida, teniendo en cuenta que  el molde es más estrecho en el fondo que en la parte superior. Ahora venden el pan sin corteza en rollos largos para poder hacer así los pisos con una sola pieza, pero no es necesario en absoluto.  Presionar ligeramente sobre toda la superficie del pan para ir compactando todo lo que vamos dejando debajo.

SEXTO.- Momento de poner la primera capa de nuestro relleno.  Que tenga un grosor de algo menos de un centímetro. Compactaremos bien con la parte convexa de una cuchara sopera, particularmente por las esquinas y bordes, procurando que tenga una altura uniforme por toda la superficie.

SÉPTIMO.- Nueva capa de pan, presionando con cierta fuerza. Repetiremos el proceso hasta tener un mínimo de dos capas de relleno y terminando con una de pan. Tres capas también está bien aunque será bastante alto.
Pues ya lo tenemos. Pero tan importante es la compactación de todo, que no me basta con haberlo repetido varias veces, sino que ahora cubriremos el contenido del molde con papel de aluminio, papel film o de cualquier otra forma (que sea extremadamente higiénica) para poder poner peso sobre el pastel. Yo pongo un brik de litro y cosas así. No es capricho; el pan de molde puede abrirse y el relleno, particularmente el pepinillo, que es duro y tiende a salirse, dejando huecos. Por eso, si ponemos peso mientras enfría, ayudará muchísimo a tener un desmoldado sin sustos. A la nevera!!.

OCTAVO.- Tras unas horas,  sacar del frigorífico  y esperar unos 5 minutos para que pierda el frío intenso. Así la grasa del salmón y la mantequilla del molde se licuarán un poco, de forma que desmoldar no debe ser un problema, aunque esta operación genera casi siempre bastante estrés.  H1510/R2112

FLAMENQUINES

INGREDIENTES:  Para 6 unidades: 6 lonchas de jamón York de unos 3 mm de grosor, 6 lonchas de queso Havarti, 6 lonchas de bacon ahumado, pan rallado, 2 huevos y aceite de oliva.

PREVIO.- El flamenquín  es un plato que uno debe pedir siempre, casi por obligación, en los restaurantes cordobeses junto al salmorejo y el rabo de toro. Esto es así y casi no admite discusión porque es tan típico de allí como los floreados patios de sus casas. Pero siendo honesto, tengo que reconocer que nunca he tomado un flamenquín que no estuviera seco.  Y es que la carne de lomo de cerdo que lleva  por dentro se seca al freírlo y “se hace un poco bola”. Sólo en una ocasión tomé un flamenquín que resultó exquisito, pero tenía truco…. no llevaba filete de lomo, sino jamón de york.  Habrá quien diga que no es lo mismo y tendrá razón, pero os recomiendo que lo probéis antes de cerrarle la puerta a un frito que resulta excelente.

Debo advertir que es mejor hacerlos la víspera y  tenerlos en la nevera sin freír. También será el momento de congelarlos si así lo queréis.

PRIMERO.- Lo primero que haremos será batir los huevos en una fuente y echar una buena cantidad de pan rallado en otra. Ambas de ancho bastante para que nos quepan los flamenquines.

SEGUNDO.- A continuación, trabajo muy sencillo pero que habrá que hacer con suma delicadeza: sobre una tabla de cocina extendemos una loncha de jamón.  Más arriba sugiero un grosor de unos 3 milimetros, pero por si he calculado mal, diré que habrá de ser fina para que enrolle bien y lo suficientemente gruesa para que resista y haga cuerpo. Ahí lo dejo.

TERCERO.- En medio de la loncha de jamón colocaremos la de queso y sobre ésta, pondremos la de bacon cortada en dos, una a cada extremo. (Yo le quito toda la grasa que puedo).

CUARTO.- Con mucho cuidado, ir enrollando todo en sentido transversal para que nos quede un flamenquín de una longitud igual al ancho de la loncha de jamón.  Habrá que ceñirlo y apretarlo lo más posible sin que rompa el jamón.  Haremos lo mismo con los cinco restantes.

QUINTO.- Tomamos cada rollito y lo pasamos por huevo y por pan rallado con mucho cuidado para que no se nos desenrolle y los vamos colocando sobre una bandeja sobre la que habremos espolvoreado más pan rallado.

SEXTO.- Ahora echaremos un poco de huevo batido en una tacita aparte y añadiremos una cantidad de pan rallado de forma que nos quede como una masa densa de engrudo que utilizaremos para taponar ambos extremos de cada flamenquín. Tampoco hay que abusar porque una vez frito  podría endurecer demasiado. Dejamos reposar en la nevera una media hora.

SÉPTIMO.- Con el frío, se habrán endurecido bastante, lo que nos ayudará en su manipulación para volver a pasarlos por huevo y pan rallado. Esta doble capa, como con las croquetas , les dará la rigidez y consistencia necesarias una vez frito.

OCTAVO.- Cubrir con film y guardar en la nevera un mínimo de dos horas hasta el momento de freírlos.

NOVENO.- Fríelos en abundante aceite de oliva MUY CALIENTE. Hay que estar muy pendiente para que no se nos salga el queso ya fundido del interior y porque se doran enseguida.

Sacarlos sobre papel absorbente. Dejad que se templen bien y así, notaréis  todos los sabores y no os quemaréis la lengua. H1509/R2401