INGREDIENTES: 300 grs parmesano rallado, 125 grs mozzarella fresca, 1 huevo, 75 grs harina, 1 cucharada de orégano, sal, pan rallado y aceite de oliva suave.

PREVIO.- Perfecto entrante caliente para compartir en una cena en casa, para un cocktail o como acompañamiento o guarnición. No es un plato individual porque una ración media para una persona puede resultar demasiado pesado. Por otra parte, si lo quieres muy suave, usa sólo mozzarella. Un sabor medio será con parmesano, y el que prefiera sabores de queso más intensos y aromáticos, debería sustituir la mozzarella fresca por otro tipo de quesos tales como roquefort, manchego o mezclas de todos o parte de ellos.
PRIMERO.- Saca los quesos y el huevo de la nevera con una hora de antelación para que te templen un poco, pues nos facilitará la tarea. La elaboración es absolutamente simple ya que sólo se trata de mezclar los ingredientes.
SEGUNDO.- Prepara un bol grande que nos permita amasar dentro de él. Echa el huevo, la harina y el queso rallado. Ponle un poco de sal y el orégano y mézclalo todo con la mano. Ahora desmenuza con las manos la bola de mozzarella fresca y mézclalo también con el resto de forma que nos quede una amalgama lo más uniforme posible. Para ello, solo hay un secreto: amasar y amasar. Y advierto que es muy antipático de hacer porque es muy pegajosa y grasienta que parece no cohesionar bien. Pero no te preocupes porque trabajándolo un poco, saldrá bien.


TERCERO.- Ahora tenemos que hacer bolitas no muy grandes porque un bocado demasiado grande puede llegar a empalagar. Se trata de hacer las bolitas con las dos manos, al estilo tradicional pero presiona bastante la masa mientras esferificas para que quede lisa, es decir, sin arrugas o pliegues. Procura que sean todas de un tamaño similar.

CUARTO.- El paso siguiente es pasar las bolitas por pan rallado. Verás que no se adhiere fácilmente, pero no te preocupes porque será suficiente.

QUINTO.- Fríelas en aceite de oliva suave. Que esté bien caliente para que se haga una costra rápidamente. Muévelas con la espumadera muy delicadamente para que, sin romperse, se doren uniformemente. Para ello es preferible hacerlas en diferentes tandas para que nos quede superficie en la sartén para girarlas.

SEXTO.- En cuanto tomen su tono dorado, escúrrelas bien y sácalas a una fuente sobre papel absorbente que elimine el exceso de aceite. H1603