CHANGURRO II

INGREDIENTES: Para 6 personas: 4 bueyes de mar, 2 cebollas, 2 pimientos verdes, 6 dientes de ajo, 2 tomates, 100 cc brandy, aceite de oliva, pimienta negra molida, pan rallado, mantequilla y sal.  

image

PREVIO.- La receta del changurro la tengo escrita desde hace más de 15 años y sin embargo hoy me permito modificarla simplemente porque desde entonces hasta ahora he variado ligeramente el modo de elaborarla y he dejado de utilizar algún ingrediente. Y porque si no, esto no sería cocina a mi bola…. ya que siento unos irrefrenables deseos de hacer lo que me dé la gana sin mayores explicaciones, dicho sea con todo respeto…. No obstante lo cual, en la anterior versión utilizaba unas centollas magníficas y en esta -más moderna- recurro al buey de mar porque no las he conseguido…. De todos modos el buey de mar, aunque tiene una carne algo más seca y sosa, nos permite hacer un plato de lujo.    

image

Un consejo importante: procura hacerte con hembras porque suelen tener coral y más carne. Se distinguen de los machos por esa especie de tapa que llevan en el vientre. En las hembras es redondeada y más grande mientras que el macho tiene esa parte mucho más pequeña, plana y formando un triángulo muy anguloso y estrecho. Mira la fotografía.  

image

PRIMERO.- Ponemos agua a hervir en una olla grande con dos o tres hojas de laurel y bastante sal; unos 80 gramos por litro más o menos. Para cocer este marisco hemos de tener en cuenta si aún está vivo porque si es el caso, debemos ponerlo en el agua fría, mientras que si ya no vive, los echaremos en el agua una vez empiece a hervir.  Es muy importante que los mariscos en general y éste en particular cuezan en agua muy abundante, así que si quedan muy apretados en nuestra olla más grande, será mejor hacerlo en distintas tandas.
Tapamos para que alcance el hervor lo antes posible y desde ese momento, los tendremos unos 15 minutos para un buey de unos 900 gramos, a fuego bajo pero sin que pare la ebullición. 12-13 minutos si son de 700 gr aprox. Y cuando se cumpla el tiempo los meteremos en agua fría para cortar la cocción. Deja que se enfríen para poderlos manipular.  

image
image

SEGUNDO.- Mientras el agua se calienta y se cuece el marisco, pondremos a pochar  en una sartén grande con aceite de oliva las cebollas, los pimientos y los ajos, todo picado muy fino. Ahora pica bien los tomates, incluso con picadora y los pones en un colador sobre un bol para que escurran todo su jugo y los añades a la sartén.  Procura hacerlo a un fuego medio-bajo porque todo debe hacerse muy despacio y sin tostarse. Bastará un cierto tono dorado. Salpimenta y pon media cucharadita de azúcar para neutralizar la acidez de los tomates.

image
image
image
image
image
image

TERCERO.- Bueno pues a estas alturas ya se habrán templado los bueyes y podremos manipularlos. La tarea es un poco ardua pues debemos extraerles toda su carne, así que ármate de paciencia y comienza separando las patas y las dos pinzas.
Mira las fotos al mismo tiempo para que te hagas una idea más gráfica de la forma de abrirlo. Debes quitar primero esa especie de tapa que tiene en el vientre que le caracteriza como hembra y meter los dedos por el agujero que ha quedado para tirar fuerte y separar el cuerpo del caparazón. En ocasiones se pone dura la cuestión y en ese caso puedes recurrir a meter el mango de un cubierto y hacer algo de palanca, con cuidado de no romper el caparazón (que luego nos hará falta) y de no perder el líquido, que reservaremos en un recipiente.  

image
image
image
image

CUARTO.-  Quitaremos las agallas que son esa especie de plumas laterales de tacto esponjoso y color grisáceo. Mi amiga Cris Bellido se las come, pero yo no lo recomiendo… Arrancaremos también las dos pestañas que conforman la boca y otra central que queda debajo de éstas y que es parte del interior del caparazón. Y una vez hecho esto, vaciaremos el contenido del caparazón (sólo partes blandas) en un bol. 

image
image
image
image
image
image
image

QUINTO.- Ahora comienza un proceso bastante engorroso de recuperación de toda la carne; o más bien, de todo lo que es comestible que echaremos en el mismo bol.
Elimina una telilla muy fina que es de una textura algo dura y elástica. Corta el cuerpo por la mitad y cada mitad también en dos. Si era una hembra, muy posiblemente tenga ahí en medio unos corales, casi siempre  de un color rojo intenso o también algo más burdeos a veces y que tiene un sabor muy intenso a puro mar.  

image
image
image
image

Ahora usa un palillo de madera, córtale la punta y úsalo por su parte roma para vaciar cada una de las celdillas o huecos cavernosos de que se compone. A base de hurgar con el palillo irá saliendo la carne sin mucha dificultad. Es laborioso, pero no difícil. Verás que es una carne que se descompone en fibras. Y pon la máxima atención para que no caigan trocitos de las paredes de esas celdillas porque son muy duras y acabarán en la boca de un comensal; y como ocurre con las espinas del pescado, resulta muy desagradable la sensación de encontrar inesperadamente en la boca algo duro ajeno al guiso. No obstante y para mayor seguridad, con las manos bien limpias, repasa con los dedos toda la carne para detectar y eliminar cualquiera de estos trocitos de cáscara que haya podido caer.

image
image

SEXTO.- Utiliza un mazo de madera para  romper las pinzas. Procura dar un golpe seco, pero moderado para que casque la cáscara pero que no aplaste la carne de su interior, que sin duda es la mejor de este crustáceo. Si está bien cocido y el golpe está bien dado en cada una de sus tres partes, la carne saldrá entera, incluida la del interior de las dos pinzas de color negro.
Una vez tengas la carne del interior de la pinza en la mano, debes hincar el dedo y recuperar un cartílago que lleva en su interior y que desecharemos. Mira la foto. Vuelve a meter los dedos a la caza de trocitos de cáscara para eliminarlos.

image
image
image

SÉPTIMO.-  Ahora las patas, que como digo, se componen de tres partes como el dedo humano y yo confieso que solo vacío la más gruesa. Usa el mazo o unas tenazas de marisco. Verás qué trozos de carne más jugosos salen de la pata.

image
image

OCTAVO.- Tras tactar una vez más el contenido del plato tratando de desechar cualquier resto duro que encontremos, volcaremos el contenido en la sartén y mezclaremos todo  a fuego muy lento. Añadiremos ahora el líquido que guardamos del interior del caparazón y dejaremos rehogar un minutillo. Y por este orden: apaga la campana extractora, echa el brandy a la sartén y usa un mechero para flambearlo y no remuevas porque se apagará antes de que se queme el alcohol. Remueve bien y rehoga unos minutillos más para que reduzca un poco el líquido.
Tómate en serio la advertencia de apagar la campana extractora porque con la llama inicial del flambeado podría incendiarse.
Rectifica de sal si es necesario.  

image
image
image
image
image
image

NOVENO.- Con ayuda de un alicate, rompe el caparazón como ves en la foto para abrir toda la superficie porque lo vamos a usar como recipiente, pero si te resulta más cómodo, usa cualquier otro.  Lo hacemos para que toda su superficie se gratine por igual. Lávalo y sécalo.
Vamos encendiendo el grill del horno.

image
image

DÉCIMO.- Ya por último, rellenaremos los caparazones (o los recipientes) con el guiso; espolvorearemos pan rallado por encima y pondremos unos taco de mantequilla repartidos por la superficie. Lo gratinaremos durante unos cuatro o cinco minutos hasta que se dore el pan.

image
image
image
image
image

Advierto que es muy denso y sacia bastante. Si te hubiera salido demasiado, échalo en  recipientes adecuados y puedes congelarlo ANTES DE GRATINARLO Y SIN MANTEQUILLA. Sólo tendrás que descongelarlo pasándolo a la nevera para que vaya perdiendo el frío lentamente. Hazlo con antelación suficiente porque el proceso de descongelado en el frigorífico es lógicamente más lento. Ponle la mantequilla y gratina.
Servir acompañado de un buen Albariño muy frío. H2011

JUDIONES DE LA GRANJA CON MARISCO

INGREDIENTES: Para 5 personas. 500 gr judiones de la granja (10/12 horas en remojo previo) , 1 kg berberechos vivos, 1 rape pequeño, 350 gr pota en tiras, 300 gr gambones grandes, 300 gr langostinos crudos, 2 cebollas, 8 dientes de ajo, perejil picado, pimienta negra molida, 2 cucharadas de pimentón dulce, 1 cayena, medio vaso de vino blanco, 1 chorrito de brandy, aceite de oliva virgen extra, agua mineral, laurel y sal.

PRIMERO.- Pon las judías en un recipiente amplio con agua que las cubra 12 horas antes.

SEGUNDO.- Pídele al pescadero que limpie el rape; es decir, que le quite la cabeza, la corte por la mitad, le elimine los dientes y los ojos, y por último, le arranque esa piel tan resistente y el´astica. Ahora tú en casa, si hiciera falta, límpialo un poco más, terminando de quitar restos de piel de la cola.

Con un cuchillo afilado, corta longitudinalmente la cola siguiendo un lado de la espina central. Cíñete a ella con la hoja del cuchillo para no desperdiciar carne y luego haz lo mismo desde el otro lado. Te quedarás con la espina y los dos lomos limpios. Palpa con la mano para asegurarte de que no queda ninguna otra espina en los laterales.  

TERCERO.- Pela los gambones y los langostinos pero no tires las cáscaras ni las cabezas. En una fuente pequeña con un tercio de agua, pon un buen puñado de sal y remueve con los dedos hasta que se disuelva. Ahora echa los berberechos y tenlos ahí hasta el final del guiso para que eliminen arena, si fuera el caso. Corta los lomos del rape en trozos y ponles un poco de sal. Reserva en el frigorífico el pescado, la pota y el marisco.

CUARTO.- En una cazuela grande echa las judías, media cebolla en cascos, la cabeza y la espina del rape y dos hojas de laurel. Ponlo a hervir y desespuma cada vez que sea necesario, pero no remuevas para tener la cabeza del rape siempre accesible ya que la sacaremos en breve. Salpimenta y mantén un hervor suave y constante.

QUINTO.- En una sartén honda ponemos a calentar un poco de aceite de oliva virgen extra y cuando esté caliente pero sin que llegue a humear, echamos la cáscara y las cabezas del marisco y presionamos con un cucharón o con la espumadera para que aquellas vacíen su contenido. 

SEXTO.- Baja un poco el fuego,  rocía un chorro de brandy sobre las cabezas y remueve. Podrías flambear y sería bueno, pero tampoco es necesario. En todo caso, si lo haces, no olvides desconectar la campana extractora de humos porque se podría generar un incendio si las llamas del flambeado hacen prender la grasa de su interior.

SÉPTIMO.- Ahora recupera la cabeza de rape (íntegra) y la espina de la cazuela principal para agregarla a la sartén junto a varios cazos de caldo. Los primeros y más intensos sabores del rape han quedado en el agua de las judías para que los vayan absorbiendo y ahora haremos un caldo intenso en la sartén junto con las cabezas del marisco. Al cabo de unos diez minutos, devolveremos este fondo volcando su contenido sobre un colador y éste sobre la cazuela principal. Remueve suavemente y echa un chorro pequeño de agua muy fría sobre las judías 00para cortar el hervor. De este modo rompemos la tensión de la piel de las judías, que con la hidratación y el calor se ha vuelto muy tersa, para que no se rompa y se convierta en pellejo.  

OCTAVO.- Mientras se siguen cociendo las judías a su ritmo (lento), le damos un agua ligera a la sartén del caldo para eliminar restos de cáscara de marisco y cuando se evapore toda la humedad, pondremos a pochar en ella una cebolla y media picadas con un poco de aceite de oliva virgen extra, sal, pimienta, una cayena y laurel. Haremos un majado con los ajos y perejil picado y lo incorporaremos. Cuando esté bien pochado lo retiraremos momentáneamente del fuego y echaremos dos cucharadas de pimentón dulce, removiendo bien y, tras devolverlo al fuego, agregaremos las tiras de pota (o calamar, o potón) previamente salpimentados y cortados.  

NOVENO.- Ahora echamos medio vaso de vino blanco dejando unos minutos para que evapore el alcohol y la pota suelte algo de jugo, tras lo cual, volcaremos su contenido en la cazuela de las judías, rectificaremos de sal y removeremos con cuidado para que éstas no se rompan,  continuando el hervor hasta que estén tiernas. Yo calculo unas dos hora y media habiendo usado agua mineral, pero fácilmente pueden ser tres. Sólo consiste en ir probando. Desespuma si fuera necesario.

DÉCIMO.- Una vez esté el judión blando y mantecoso, echamos los berberechos, apagamos el fuego y –por este orden- añadimos los trozos de rape, los gambones y los langostinos. Remover suavemente y dejar reposar unos diez minutos antes de servir.

Este plato es contundente por la legumbre en sí, pero es muchísimo más ligero de lo que aparenta y, desde luego, mucho más que “su prima» la fabada, ya que éste apenas tiene grasa y toda ella es aceite de oliva virgen extra. La digestión será mucho más pacífica. Prometido. H1803/R2110

GAMBONES AL HORNO

INGREDIENTES: Para 2/3 personas. 14/16 gambones, 3 dientes de ajo, perejil, aceite de oliva y sal gruesa.

image

PREVIO.- Es un plato sencillo de preparar que da como resultado algo muy próximo a este marisco cocinado a la plancha pero con una gran ventaja: nos ahorramos los humos y olores en la cocina. El único punto de dificultad es dar con el punto exacto de cocción ya que si nos excedemos, la cáscara se habrá pegado a la carne de tal manera que resultará difícil disfrutarlo. El tiempo que yo establezco en esta receta es el que corresponde a mi horno. Tendrás que tantear el tuyo hasta dar con el momento exacto en que se puedan pelar sin ningún esfuerzo.

image

PRIMERO.- No tienen ninguna complicación. Pon un poco de aceite en una picadora y agrega los ajos pelados y unas hojas de perejil. Pícalo bien sin que llegue a triturarse el ajo y añade algo más de aceite a continuación.

image

SEGUNDO.- Extiende una hoja de papel de horno sobre la bandeja. Si quieres que se fije bien el papel a la bandeja, puedes humedecer ésta con un poco de agua. De esta manera quedará fija. Esparce una pequeña cantidad de sal gruesa sobre la bandeja.

image

TERCERO.- Mientras precalientas el horno a 180ºC (ventilación y calor arriba y abajo), echa el contenido de la picadora a un bol y ahora reboza cada gambón en el majado. Colócalos ordenadamente sobre la bandeja y esparce otra pequeña cantidad de sal gruesa muy desde arriba para que no se concentre demasiado.

image
image
image

CUARTO.- Como ya he dicho, en mi horno eléctrico el tiempo adecuado es de 9  minutos. Es importante no excedernos así que más vale quedarse corto que secarlos. Pasado el tiempo, déjalos reposar cinco minutos fuera del horno y ya los puedes servir. H1801

GAMBAS AL AJILLO

INGREDIENTES: Para 2 personas. 500 gr gambas grandes o langostinos; 4 dientes de ajo, 2 cayenas, aceite de oliva virgen extra, sal.

image

PREVIO.- ¿Gamba o langostino?. Bueno; es como comparar una chirla con una almeja de Carril. La gamba es mejor marisco, una y mil veces que los enfrentes, pero el langostino es mucho más asequible y el plato queda suficientemente digno, así que para dar opción a economías más modestas, lo he preparado con langostinos y el resultado es estupendo.

Aclarado este punto, vamos a preparar este entrante cuya elaboración es muy simple, pero si no cumples un par de reglas que te voy a explicar, te quedará un plato mediocre.

PRIMERO.- Pela el marisco con mimo para no dejarte restos de cáscara por abajo. Extiéndelos todos sobre un plato o directamente sobre la encimera y sálalos uno a uno pero muy poco. Déjalos reposar un rato para que tomen la sal.

image

SEGUNDO.- Mientras tanto, pela los dientes de ajo y córtalos en láminas trasversales (a lo ancho, vaya). 

TERCERO.- Y toca ahora hablar de las dos reglas de oro de este plato tan sencillo: la  temperatura del aceite  es lo más importante. Debe hacerse con el aceite tibio y muy despacio. Nunca caliente. Vamos a confitar, no a freír. El aceite de oliva virgen extra, como es sabido, es un producto de máxima calidad que tiene unas propiedades muy beneficiosas para nuestra salud. Y por si fuera poco, su sabor y su aroma son excelentes. Pero todo lo anterior; calidad, propiedades, sabor y aroma van disminuyendo a medida que aumenta su temperatura hasta el punto de ser casi un desperdicio. 

CUARTO.- Echa una buena cantidad de aceite virgen extra en una sartén y dale una temperatura muy moderada. Echa los ajos laminados y la cayena y sube el calor progresivamente y despacio; con paciencia. Y en cuanto notes que burbujea mínimamente y que los ajos se están cocinando, no permitas que suba más la temperatura. (Pretendemos confitar el ajo, no freírlo ni dorarlo). De vez en cuando toma la sartén y dale movimientos circulares para que el aroma del ajo impregne el aceite (que es la otra regla de oro)  y al mismo tiempo baje la temperatura.  

image

QUINTO.-  Cuando el ajo esté confitado, iremos echando las gambas o los langostinos de muy poco a poco para que se cocinen a baja temperatura sin que se nos enfríe demasiado el aceite. Hazlo con paciencia y dales la vuelta en cuanto cambien de color. No esperes ni un segundo más y tendrás un marisco cocinado y sin embargo,  muy jugoso.

image
image
image

SEXTO.- Colócalos en un recipiente hondo (mejor de cerámica o barro porque conservan mejor el calor)  y vuélcale el aceite. Ya está listo para servir.
Si me haces caso, notarás la diferencia con esas gambas que te traen a la mesa crepitando… y que a mí me parece un error porque te abrasas la boca, el marisco se queda seco como la mojama y el aceite queda requemado perdiendo ese aroma y sabor que tiene el “oro verde” crudo. Podrás “darle al pan” sin miedo y por si fuera poco,  te aseguro que la digestión no será tan pesada como resulta cuando tomas aceite cocinado. H1701

ALMEJAS A LA MARINERA

INGREDIENTES: 1 kg almejas, 1 cebolla, perejil fresco, 2 dientes de ajo, laurel, media cucharadita de harina, medio vaso de vino blanco, aceite de oliva virgen extra y sal.

image

PREVIO.- Es esencial que estén vivas todas ellas. Si alguna está ya muerta debemos desecharla porque desarrollan bacterias inmediatamente y podríamos enfermar. Para estar seguro, las huelo una a una y desecho aquella que no huela a mar. En cuanto a la calidad, decir que en España las hay muy buenas y de distintas clases que proceden de la costa atlántica, destacando muy por delante la de Carril (Pontevedra) clasificada como almeja fina. También es muy buena la “babosa” y la “rubia” de la costa mediterránea o incluso de vivero (la japónica es la más habitual).

PRIMERO.- Es muy importante que no tengan arena porque te arruinan el guiso. Y lo cierto es que las mejores; las que van a los restaurantes, suelen venir ya “muy lavaditas”, pero en plan casero, lo mejor es ponerlas en una recipiente grande con agua y sal (agua de mar sería lo ideal, porque el cloro del agua del grifo no creo que les anime a sentirse “como en casa”) y dejarlas un par de horas para que filtren y expulsen la arena que puedan llevar dentro. Usa un recipiente bastante más grande que el de la foto… que las hice en un apartamento de verano y no había otra cosa.

image

SEGUNDO.- Pica el ajo muy fino y la cebolla no tanto. La absoluta totalidad de las recetas de este plato que veas por ahí insistirán en que piques la cebolla muy fino, pero a mí me gusta encontrármela, así que no tan fino… Pica también bastante el perejil.

TERCERO.- Echa la cebolla en una sartén honda (donde te quepan las almejas) y ponla a pochas con el laurel en aceite de oliva virgen extra. Fuego medio.

image

CUARTO.- Pasados unos 4 minutos echa el ajo y el perejil y mantenlo a fuego lento hasta que la cebolla esté transparente y muy blandita.

image

QUINTO.- Hecha la cebolla, sube el fuego por un ratillo y espolvorea por encima media cucharadita de harina de trigo y deja que se tueste un poco, pero que no se queme. Y cuando pierda su color blanco y tome un tono algo más pardo, echa poco a poco el vino sin dejar de remover. Verás que la salsa se va trabando un poco.

SEXTO.- Ahora añade un poquito de agua y mezcla bien. Poca; como medio vasito. Rectifica de sal e incorpora las almejas. Remueve bien para que se mezclen con la salsa y cúbrelas con una tapa, pero no dejes de vigilarlas porque con ese calor se irán abriendo una a una rápidamente. Baja el fuego. Vuelve a remover para que se llenen las valvas de salsa y en cuanto la mayoría estén abiertas, apaga el fuego porque si continuamos quedarán reducidas a nada.

image
image

La almeja no necesita cocinarse, sino sólo rehogarse con la salsa así que es cuestión de poco más de un minuto o dos a lo sumo. No te las cargues… Y ahora, ármate de pan y al lío. H1701

GAMBONES SALTEADOS

INGREDIENTES: 1 kg gambones, 3 dientes de ajo, perejil fresco, aceite de oliva virgen extra y laurel.

PREVIO.- Las recetas que parecen no tener ningún secreto son a menudo las de un resultado más mediocre y eso debe ser porque, aun siendo fácil, hay unas mínimas instrucciones que dejamos de seguir. Para que esto no pase con un simple salteado de marisco, sigue éstas:

PRIMERO.-  Pica muy fino los dientes de ajo y el perejil o usa una picadora con un hilillo de aceite de oliva.  

SEGUNDO.-  Usando las manos, embadurna los gambones con sólo unas gotas de aceite de oliva virgen extra y a continuación frótalos con el ajo y el perejil. Ten mucho cuidado de no pincharte.

TERCERO.-  Pon muy poco aceite de oliva y un par de hojas de laurel en una cazuela que aguante bien el calor intenso.

CUARTO.- Cuando esté bien caliente, echa los gambones de pocos en pocos para que no baje demasiado la temperatura de la cazuela. Saltéalos y remueve con una espumadera y no los tengas más de 45 segundos. Si los tienes más tiempo se secarán y se pelarán con mucha dificultad.

Pásalos a una fuente y échales un poco de sal gruesa por encima y sírvelos inmediatamente. H1608

CALAMAR A LA PLANCHA

INGREDIENTES: 1 calamar grande fresco, ajo, perejil, aceite de oliva virgen extra, pimienta negra molida y sal. Para la guarnición, 1 patata cortada en rodajas no muy finas, 3 dientes de ajo, aceite de oliva, pimienta, perejil y sal.

image

PREVIO.- El calamar grande es el ideal para hacer a la plancha porque a pesar de la pérdida de volumen que sufre, tiene grosor más que suficiente para soportarlo sin que nos deje el plato medio vacío.

image

El primer paso y más importante es su limpieza. Tengo que reconocer que cuando tomo por ahí calamares de cualquier tipo y no están bien limpios por dentro, me da cierto reparo, así que vamos a explicar cómo se limpian para que queden inmaculados.

PRIMERO.- Limpieza del calamar.- Lo primero es sacarle las tripas. Es un cefalópodo, lo que implica que cabeza y patas son una misma cosa, pero además, adherido a ello vienen todas las tripas, que están medidas dentro del tubo. Toma las patas y cabeza con una mano y sujeta el tubo con la otra. Tira con cuidado para separar lo uno de lo otro y verás cómo tras las patas vienen las tripas, vejiga de tinta e incluso contenido estomacal. Suele salir algún boquerón o sardinilla. Sácale la pluma, que es como su espina dorsal. Es tan larga como el propio calamar, de textura parecida al plástico rígido y transparente. No siempre sale entera y a veces se parte el tramo que está más hondo. Déjalo ahí por ahora.

image

SEGUNDO.- Ahora vamos a separar las  aletas del tubo y para ello basta con hincar un dedo entre aquellas y éste presionando hasta que se empiecen a desprender. Tira arrancando la telilla morada del tubo hacia la punta del calamar y  una ver rebasada, arrastra todo hacia la boca. Como ves, es simplemente tirando y si lo haces con la suficiente habilidad, saldrá de una pieza, quedando el tubo completamente blanco.

image

SEGUNDO.- Lo siguiente es limpiar bien el tubo por fuera, ya libre de la telilla. Trata de arrancarle con las manos unos pellejos blanquecinos que tienen adheridos.
TERCERO.- Y vamos con lo más difícil, que es su interior. Le daremos la vuelta como a un calcetín para limpiar perfectamente las pareces de su interior. Yo lo hago bajo el grifo abierto solo un poco. Ya sin pluma, trata de meter la punta final del tubo hacia sí misma  y cuando ya tengas el dedo dentro del todo, ayúdate con un palo de madera más largo que no sea cortante para seguir empujando hasta que le demos la vuelta y el interior sea ahora el exterior. Arranca todas las telillas, mucosas y tejidos que tiene adheridos hasta que quede con el mismo aspecto que por fuera. Con mucho cuidado, vuelve a usar, primero el dedo y luego el palo para devolverlo a su estado original. Reserva.

image
image
image

QUINTO.- Recuperamos las aletas y raspando con un cuchillo afilado terminaremos de eliminar la telilla morada que le queda. Puedes incluso cortar una línea muy dura que tiene justo en la parte que las unía al tubo, pero tampoco es necesario.

SEXTO.- Y ya solo nos queda separar las patas de la cabeza (y tripas). Colócalo sobre una tabla y sujétalo por las patas de forma que puedas hacer un corte en “v” sorteando un ojo, eludiendo la boca (que es una bolita amarillenta (a veces más grisácea), dura y con pico que tiene en el centro de las patas), para terminar de cortar evitando el otro ojo. Si miras las fotos te parecerán menos surrealistas las palabras que estoy usando. Si lo has hecho bien, habrás separado cabeza, ojos y tripas y te habrás quedado sólo con las patas y la bolita amarilla, que sacarás simplemente empujando con el dedo. Y ya tenemos el calamar limpio como una patena.

image
image

SÉPTIMO.-  Coloca el calamar sobre una tabla y con un cuchillo grande y bien afilado hazle unos cortes transversales de forma que sólo alcancen a la parte de arriba sin llegar a seccionarlo entero pues se separarían las anillas y nosotros queremos que siga de una pieza.

image
image

OCTAVO.- Calienta bien la plancha. Esto es muy importante porque de lo contrario, al poner el calamar, el calor se vendrá abajo y en vez de dorarse, empezará a cocerse, perdiendo mucha de su agua y quedando blanquecino y muy menguado, así que, calor intenso.
Échale sal y muy poca pimienta negra molida. Engrasa la plancha con aceite de oliva y ponlo con la anillas hacia abajo y déjalo un buen rato que se dore bien. Pon también las aletas y las patas salpimentadas.  

image

NOVENO.- Por un diente de ajo y unas hojas de perejil en la picadora más pequeña que tengas con un chorrito de aceite de oliva virgen extra. Pícalo en trozos muy pequeños, pero sin que se haga puré. Deben notarse los trozos. Reseva.

DÉCIMO.- Cuando esté dorado, dale la vuelta y hazlo un poco por el otro lado. Si es necesario riégalo todo con un hilo de aceite de oliva, pero sólo un hilo. Cuidado con las aletas y las patas, que no se quemen. Sácalas un ratillo antes.

image
image

UNDÉCIMO.- Pásalo a una fuente y úntale el majado de ajo y perejil con ayuda de una brocha de cocina. Sírvelo con unas patatas confitadas en aceite de ajo a baja temperatura. H1608    

BONITO ROMESCO

INGREDIENTES: 1 rodaja gruesa de bonito fresco por persona, aceite de oliva virgen extra, pimienta negra molida, sal gruesa y salsa romesco.

PREVIO.- Una de las delicias que nos trae el buen tiempo en España es la temporada de túnidos, particularmente el atún rojo y el bonito del norte. Este plato no tiene ningún misterio ya que sólo consiste en usar la plancha correctamente y la elaboración de la salsa, cuya receta ya está escrita.

PRIMERO.- Es muy importante que el pescadero corte unas rodajas limpias y lo suficientemente gruesas. Límpialas un poco con un papel de cocina para eliminar restos del corte.

SEGUNDO.- Pon un poco de pimienta por encima mientras calentamos la plancha lo más posible.

TERCERO.- Unta un poco de aceite de oliva virgen extra con las manos por ambas caras de cada rodaja y por su lomo.

CUARTO.- Cuando esté bien caliente la plancha, echa las rodajas y mantén la intensidad del fuego para que no se venga abajo. Aunque va en gustos, este pescado debe quedar crudo por dentro y tostado por fuera. No es posible dar indicaciones de tiempo porque dependerá de cada plancha. Si tienes dudas, puedes abrir un poco por la parte más magra de la rodaja para “asomarte” a su interior. No es que esto sea muy recomendable, pero cualquier cosa vale antes que achicharrar una buena pieza de bonito y dejarlo pajizo… ¡¡es imperdonable!!.

QUINTO.- Sácalo a una fuente y ponle sal gruesa o en escamas por encima y acompáñalo con la salsa romesco. No pongas demasiada para que no neutralice el sabor del pescado, pero verás que es una salsa que combina maravillosamente con los pescados a la plancha y con éste en particular. H1608

CALAMAR RELLENO EN SU TINTA

INGREDIENTES: 1 calamar entero mediano por persona, 3 cebollas, 5 dientes de ajo, 3 langostinos crudos por cada calamar, 12 gr tinta de calamar (4 sobres), vino blanco, tomate frito, media cucharadita de cacao en polvo, sal, pimienta negra molida, 2 hojas de laurel.

image

PREVIO.- Los calamares en su tinta ha sido siempre el plato favorito en casa de mis padres (lo que sin darme cuenta llamo “mi casa”) desde que éramos pequeños. Y ahora que mis hijos ya han volado del nido, puedo decir que para ellos también lo es y cuando vuelven a casa en vacaciones, me apresuro a hacerlo para ellos. Y con este motivo y mi manía por variar (que tanto le molesta a mi mujer), he preparado estos calamares rellenos que, teniendo la misma base que los de siempre, tiene los suficientes matices como para adquirir identidad propia.

PRIMERO.- Lo primero es picar la cebolla fino, pero no diminuto para que se aprecie en la salsa final. Ponla a pochar con poco aceite (el justo para que toda ella se impregne, pero sin resultar demasiado grasiento). Pica los ajos muy fino y agrégalos. Siempre con un par de hojas de laurel. Remueve para que no se queme, pero a mí me gusta un punto tostadita. Ya sé que para una salsa, la cebolla debe estar transparente, pero esto es cocina a mi bola…. y me gusta ese resabor suave a cebolla tostada. Salpimenta ligeramente porque luego vendrá la tinta que es salada de por sí.

image

SEGUNDO.- Mientras se hace la cebolla y el ajo vamos a limpiar los calamares. Veréis que no son de los más grandes pero tampoco son pequeños. Límpialos tirando de las patas y tratando de extraer sus tripas del interior del calamar. Quita la pluma. Dales la vuelta y sigue todo el proceso como te indico en la receta de calamar a la plancha.

image

TERCERO.- Pela los langostinos y conserva la cabeza. Reserva el cuerpo pelado (incluso en la nevera si hace calor) y echa las cabezas a la cebolla, pero no remuevas porque no queremos que se deprendan antenas o trozos de caparazón. Rehoga un minuto y ahora, con ayuda de unas pinzas de cocina, tómalas una a una, exprímelas para que suelten su contenido y sácalas. Remueve ahora y verás el tono anaranjado que ha tomado la cebolla.

image
image
image

CUARTO.- Echa  medio vaso de vino blanco y sube un poco el fuego para que reduzca hasta que no veas líquido y ahora, momento importante: de todo el sofrito que tenemos pochando vamos a extraer a un bol el 75% y lo reservaremos para la salsa. Lo que nos queda es para el relleno con el que vamos a seguir trabajando.

image

QUINTO.- Rectifica de sal y pimienta si lo consideras necesario y agrega ahora las aletas y las patas de los calamares cortados en trozos gruesos. Rehoga unos minutos y cuando haya perdido la mayoría del líquido que ha soltado, es el momento de retirar del fuego y añadir los langostinos cortados en trozos no muy grandes. Que se vean, pero que no abulten. Remueve pásalo todo a un plato para que enfríe un poco.

image
image
image
image

SEXTO.- Echa a la cazuela el 75% del sofrito que teníamos apartado y que tome temperatura con un hervor suave pero continuo. Añade un chorrito más de vino,  una cucharadita de cacao en polvo y dos o tres cucharadas de tomate frito. Rehoga un par de minutos y echa la tinta. No te agobies porque hagas lo que hagas y como lo hagas, te vas a teñir las manos. Sale con agua caliente y una ayudita de cepillo. Remueve bien y déjalo rehogando a fuego muy muy suave.

image

SÉPTIMO.-   El relleno ya se habrá atemperado así que toma cada calamar con mucho cuidado para que no se rompan y con toda la habilidad de la que seas capaz y rellénalos con una cucharilla hasta un máximo del 70%. En cuanto lo pongamos al calor reducirá considerablemente, de modo que si lo rellenamos más de la cuenta se rajarán arruinándonos . Utiliza un palillo de madera para cerrarlos pinchando de un lado al otro y del otro al uno, cosiéndolos.

image
image
image

OCTAVO.- Con la salsa bien caliente pero vigilada para que no se nos pegue, echaremos los calamares y cubriremos la cazuela.

image

NOVENO.-  Baja el fuego y que cuezan unos 7 minutos por un lado, dándoles la vuelta y dejándolos otros 7 minutos por el otro lado. Apaga el fuego y déjalo reposar unos 10 minutos más.  Puedes acompañarlo con arroz blanco, pero lo que no puede faltar es el pan…. mucho pan. H1608

QUISQUILLAS

INGREDIENTES: 750 grs quisquillas frescas, sal, laurel, hielo.

PREVIO.- Es probable que esto parezca muy radical, pero afirmo que cualquier forma de presentar unas buenas quisquillas, que no sea cocidas, es un disparate. Es un marisco tan delicado y tan sabroso que sólo podremos apreciarlo si lo comemos brevemente cocido, casi escaldado. Hace ya más de veinte años que tanto mi hermano Nacho como yo mismo, pusimos todo nuestro empeño en aprender a cocer bien el marisco. Y digo “bien” porque ambos conseguimos poner en nuestra mesas cualquier tipo de marisco, grande o pequeño en su justo punto de cocción. Me disculpo por la inmodestia, pero creo que es así. Esto nos permite comprarlo en el mercado a un precio asequible y disfrutarlo muy a menudo.

PRIMERO.- Llena por la mitad un bol grande con agua fría y echa dos o tres puñados de sal, removiendo para que se disuelva lo más posible. Una vez se sature la mezcla, verás como el exceso se depositará en el fondo. Añade una buena cantidad de hielo porque necesitaremos un agua lo más fría posible. Resérvalo mientras se enfría.

SEGUNDO.- Pon una cazuela llena de agua a hervir con un par de hojas de laurel y cuando alcance la ebullición, baja la intensidad del fuego, pero déjalo hirviendo un par de minutos más para que el laurel infusione. Notarás un aroma creciente.

TERCERO.-  Echa ahora las quisquillas, pero de pocas en pocas. Este es un momento clave porque desde que las metes en el agua hirviendo (y es posible que al hacerlo se corte el hervor, pero no importa) hasta que las saques, no debe pasar más de 30 a 35 segundos. No las muevas. Sólo déjalas y cuenta el tiempo. Verás que pasan de su color naranja cuando están crudas a un tono rosáceo.  Mira la diferencia de tonalidad entre las dos primeras fotos.

CUARTO.- Sácalas lo más rápido posible y mételas en el bol de agua helada. Mueve el agua ligeramente para que les llegue el frío intenso a todas.  

QUINTO.- Deberán estar en este recipiente unos 7-8 minutos. Esto lo hacemos, no solo para cortar enseguida la cocción y enfriarlas, sino para que tomen la sal justa. Observarás que en el agua de cocer no hemos puesto nada de sal.

Repite el proceso hasta hacerlas todas y no las tengas más tiempo del debido en el agua salada.  Si no las vas a llevar a la mesa enseguida, escurre el agua salada, déjales el hielo y el laurel;  cúbrelas con un paño y mételas en el frigorífico y acuérdate de eliminar el agua generada una vez se haya derretido el hielo.
No olvides acompañarlas de un buen vino blanco muy frío. H1605/R2109